El ejercicio 2023 estuvo marcado por una serie de variables que, muy posiblemente, seguirán sin ser despejadas en 2024, al menos durante la primera parte del año, por lo que persistirán algunas de sus principales incertidumbres.
Entre estas dinámicas destaca la abrupta subida de tipos llevada a cabo por los bancos centrales para tratar de controlar la inflación, que pese a propiciar un mejor escenario para el sector financiero, tras un largo periodo de tipos inusualmente bajos, ha derivado también en una ralentización del crecimiento económico, debido al encarecimiento del crédito.
El consenso actual de los expertos es que esa tendencia al alza de los tipos ya no irá a más y que una vez esté definitivamente controlada la inflación, el movimiento será a la baja, si bien esto no ocurrirá hasta la segunda parte del año.
También persistirán durante 2024 algunas de las incertidumbres geopolíticas que, como la guerra Ucrania-Rusia, tuvieron su impacto sobre la inflación y sobre la economía en su conjunto, a la que se han unido otros conflictos como los desencadenados en el Próximo Oriente, con enorme poder desestabilizador y potencialmente escalables.
No obstante, 2023 fue un año de crecimiento económico que finalmente resultó más débil de lo previsto, especialmente en Europa y sobre todo en el último trimestre del año, si bien España pudo exhibir un crecimiento del PIB y una mejora de los datos de empleo superiores a los registrados en nuestro entorno inmediato.
En este contexto, la actividad de las entidades financieras se vio favorecida por la normalización de la política monetaria, que ha permitido a las entidades obtener un mayor margen por la subida de los tipos de interés sin que, hasta el momento, se hayan incrementado los niveles de morosidad por el encarecimiento del crédito.
En el caso de Bankinter, este viento de cola se vio acrecentado por un mayor impulso comercial que ha alcanzado a todas las líneas de negocio, las cuales han incrementado su volumen de actividad y, en consecuencia, también sus ingresos, dando como resultado el beneficio récord presentado por el banco al cierre de año.
En Banca Comercial, la entidad ha consolidado su estrategia basada en una estructura que se soporta sobre dos grandes segmentos de clientes: Banca Retail y Banca Patrimonial. Dentro del primero, el banco ha sido capaz de realizar una buena gestión de los márgenes en un entorno de caída del crédito, propiciando a la vez el traspaso de recursos de los clientes desde las cuentas y depósitos hacia productos de valor, como los fondos de inversión o las carteras gestionadas, con mayores retornos para el banco y también para el cliente.
Banca Patrimonial, por su parte, ha seguido incrementando el patrimonio gestionado y su cuota de mercado en este negocio gracias a una propuesta diferencial en la gestión del cliente, capaz de atender todas sus necesidades de una forma global. Dentro de esa propuesta, la entidad ha consolidado su posición de liderazgo en el negocio de la ‘inversión alternativa’, dando la oportunidad a los clientes de dirigir parte de sus inversiones hacia la economía real a través de nuevos vehículos de inversión en todo tipo de sectores con un excelente binomio rentabilidad-riesgo, los cuales han encontrado una gran aceptación entre los clientes.
En Banca de Empresas, Bankinter se ha posicionado como un socio prioritario de las compañías en ámbitos de especial importancia, como la gestión y tramitación de los fondos europeos, que han alcanzado una mayor velocidad de llegada, la cual se incrementará aún más en 2024, o el apoyo prestado a las empresas en su actividad exterior, gracias a los nuevos proyectos surgidos en Banca Internacional, área que está adquiriendo cada vez mayor peso en este segmento.
Por lo que se refiere a Bankinter Consumer Finance, ha encontrado en la buena evolución del consumo una vía para consolidar su negocio de préstamos y créditos personales, abriendo además una nueva vía de actividad en Portugal, con la creación junto a Sonae de una joint venture que aspira a convertirse en el líder del consumo en el país luso.
Y es que Bankinter sigue reforzando su posición en todas las geografías en las que opera además de en España: Irlanda, Luxemburgo y Portugal, jurisdicción esta última donde el banco ha alcanzado crecimientos a doble dígito en todos los epígrafes del balance y un beneficio récord.
Por lo que se refiere a EVO Banco, ha mantenido una evolución positiva durante estos años pasados, culminando durante este ejercicio en el break even (punto en el que el coste total y los ingresos son iguales) de su actividad y consolidándose como uno de los principales operadores financieros digitales.
En definitiva, ha sido un ejercicio exitoso en el que Bankinter ha impulsado su crecimiento diversificado, manteniendo controlados los gastos y riesgos derivados de su actividad y ampliando el perímetro de su negocio con nuevos proyectos cargados de potencial para generar mayores ingresos.
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