¿Cómo fueron los resultados de Bankinter en 2023?
Fueron realmente muy satisfactorios y en los que de nuevo Bankinter volvió a alcanzar un beneficio récord en la historia del banco, generado a partir de la actividad ordinaria que mantenemos con nuestros clientes y no mediante operaciones financieras o con otro tipo de ingresos extraordinarios.
El beneficio neto del banco en 2023 se elevó a 845 millones de euros, un 51% superior al del ejercicio precedente, pese al impacto negativo del nuevo impuesto al sector financiero, que para Bankinter representó 77 millones de euros.
Son las mejores cifras que hayamos obtenido en ingresos, volúmenes de negocio y captación de clientes, que siguen un patrón de crecimiento gradual y sin oscilaciones. Pero lo más importante es que tienen lugar de forma equilibrada en todas nuestras líneas de negocio y en todos los países en los que operamos, desde Banca de Empresas a Financiación al Consumo, desde Bankinter Portugal a Avant Money en Irlanda.
Son cifras que han supuesto igualmente un récord en inversión crediticia, récord en recursos minoristas, récord en margen de intereses y comisiones y, por tanto, en margen bruto, facilitando el terreno para que esos resultados sigan siendo excelentes en el futuro.
¿Cómo se explican estos ritmos de crecimiento tan sobresalientes?
La causa hay que entenderla como una combinación de múltiples factores. Sin duda al crecimiento de nuestros resultados ha contribuido la favorable evolución de los tipos de interés, pero sería injusto ignorar la participación que en ello ha tenido el fuerte impulso comercial llevado a cabo desde la red, que nos ha permitido incrementar la cartera de crédito, así como la defensa que hemos hecho del margen de clientes, la focalización estratégica en los segmentos clave y las inversiones realizadas en el pasado. Unas iniciativas que han resultado acertadas y que están dando sus frutos, desde la expansión de nuestra actividad a países fuera de España, pero siempre de la Eurozona, a proyectos y nuevos negocios que han resultado un acierto o que han producido una mayor eficiencia de nuestras operaciones.
¿Qué otros indicadores se pueden destacar en 2023?
El crecimiento de todos los epígrafes del balance y la buena gestión de los diferenciales nos ha permitido mejorar todas las ratios de la cuenta, que son fiel reflejo de nuestra actividad.
Entre ellos, la rentabilidad se ha convertido en uno de los indicadores más destacados del año, situándose a la cabeza de la banca cotizada en España. Nuestro ROE, o rentabilidad sobre recursos propios, mejoró hasta el nivel más elevado de la última década, el 17,1%, con un ROTE del 18,1%.
Asimismo, la eficiencia del Grupo Bankinter, es decir, el cociente de costes de explotación sobre ingresos ha continuado mejorando, y hemos cerrado 2023 con una ratio de un 37,3%, con una reducción de 670 puntos básicos con respecto a 2022.
Si hablamos de solvencia, la ratio de capital CET1 (fully loaded) alcanza el 12,3%, con amplio margen sobre el nivel mínimo de exigencia establecido para nuestra entidad por el BCE, que es del 7,8%, el más reducido del sector. Este indicador es representativo de la sostenibilidad de los resultados de la entidad y tiene especial mérito si tenemos en cuenta el contexto inflacionista en que se movió la economía española en 2023. En lo que se refiere a la liquidez, el gap comercial continuó siendo negativo, lo que significa que el banco dispone de más depósitos de clientes que de créditos, con una ratio del 106%.
Y todo ello, manteniendo la morosidad en términos similares al año anterior y en línea con todos nuestros indicadores de calidad de activos. La ratio fue del 2,1%, tan solo 1 punto básico por encima del año pasado y en niveles próximos a los tiempos anteriores a la crisis de 2008.
Si nos centramos en este aspecto, el de la morosidad, ¿cómo ha funcionado el acuerdo marco con el Gobierno para aliviar el pago de las hipotecas de los contribuyentes vulnerables o en riesgo de serlo?
La reforma del marco de códigos de buenas prácticas, que incluye facilidades para los clientes bancarios con dificultades para pagar la hipoteca, está funcionando bien, aunque el número de solicitudes que nos llegan es muy reducido. Esto es una buena noticia por partida doble. Por un lado, significa que de momento no se ha resentido significativamente la capacidad de pago de los clientes vulnerables gracias a la resistencia de los niveles de empleo y al ahorro acumulado de las familias. Por otra parte, quiere decir que los bancos estamos haciendo las cosas bien y que tenemos mecanismos propios para mitigar la carga de los hipotecados con problemas para hacer frente a sus pagos. No hay nadie más interesado que los bancos en ayudar a sus clientes en estas circunstancias.
En el caso de Bankinter, siempre vamos a buscar soluciones personalizadas que ayuden a nuestros clientes a superar situaciones transitorias de dificultad. Lo demostramos durante la crisis de 2008, lo volvimos a demostrar a lo largo de la pandemia de coronavirus, con medidas a favor de empresas y familias, y por supuesto lo estamos haciendo ahora, cuando las subidas de los tipos de interés han aumentado las cargas hipotecarias.
La inversión crediticia de Bankinter aumentó en 2023, cuando en el conjunto del sector la tendencia es la contraria, por la debilidad de la demanda. ¿A qué se debe esta evolución contracorriente?
Es verdad que la demanda de crédito se contrajo en España durante el ejercicio, un hecho motivado fundamentalmente por el endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo (BCE) para combatir la alta inflación. Pero en Bankinter hemos sido capaces de conjugar esa dinámica y elevar la cartera de inversión crediticia a clientes un 4% en el año, gracias a la inversión en empresas, a la inversión en hipotecas de Irlanda, Portugal y EVO, y gracias al negocio de financiación al consumo, que compensaron con creces la menor producción hipotecaria en España; en definitiva, gracias a que contamos con una estrategia diversificada, tanto geográficamente como en lo que se refiere a tipología de producto, y a que hemos mantenido la cercanía con nuestros clientes.
¿Cómo se concretaron esas realidades y proyectos desde el punto de vista del negocio?
La estrategia de diversificación del banco siguió funcionando, tanto en las áreas más maduras y consolidadas como en las líneas de negocio internacionales, en especial Portugal e Irlanda, que crecieron a mayor ritmo.
El negocio de Empresas, que es el que más aporta a los ingresos del Grupo, mantuvo un sólido impulso comercial, lo que le permitió crecer en inversión crediticia, a diferencia del sector, pese a desenvolverse en un entorno de dificultad. Su cartera de crédito se elevó a 32.800 millones de euros, un 4,6% más que el año anterior, gracias en parte al dinamismo de la actividad de Negocio Internacional, cuya cartera de crédito supera ya los 8.800 millones de euros, y también a la buena gestión realizada en torno a los fondos europeos.
En cuanto a Banca Comercial, o de personas físicas, el crecimiento se mantuvo constante en todos los segmentos, con un patrimonio gestionado entre los clientes de Banca Patrimonial y Banca Retail que supera por primera vez los 100.000 millones de euros, con un aumento del 11% respecto al año anterior.
Un crecimiento que ha sido más acentuado en los llamados “productos de valor”, más adaptados al perfil de cada cliente y que generan un mayor retorno para el banco vía comisiones. El incremento ha sido muy notable en fondos de inversión y pensiones, así como en gestión patrimonial gracias a la captación de patrimonio externo y al trasvase interno desde cuentas y depósitos.
En el lado del activo, la cartera de hipotecas residenciales en el Grupo Bankinter se elevó hasta los 34.900 millones de euros, lo que supone un incremento del 3,5%, gracias especialmente al crecimiento en el mercado irlandés y portugués. Donde sí se notó el enfriamiento del mercado inmobiliario por la subida de los tipos de interés fue en la nueva producción hipotecaria, un 14% inferior a la de 2022, a pesar de la cual hemos continuado mejorando nuestra cuota de mercado, que en España asciende al 7%
Por otra parte, la actividad de Bankinter en otras geografías evolucionó muy favorablemente. El paradigma es el negocio de Portugal, que en 2023 confirmó nuestras mejores expectativas. Los notables crecimientos de la inversión crediticia, de los recursos de clientes y de los recursos fuera de balance se trasladaron a la cuenta de resultados, con un beneficio antes de impuestos de 166 millones de euros, que más que duplicó la cifra alcanzada en el ejercicio precedente.
La evolución del negocio en Irlanda, a través de la marca Avant Money, fue también positiva. Su cartera de inversión alcanzó los 3.000 millones de euros, un 34% más, de los cuales 2.200 millones son hipotecas, una actividad relativamente reciente en este país, que crece un 41% en el año y en donde ya nos hemos consolidado como un actor muy relevante.
Esta actividad en Irlanda consolida en nuestra filial Bankinter Consumer Finance, que también muestra unas cifras extraordinarias. Además de la cartera de hipotecas de Avant Money, antes mencionada, su actividad de consumo ha vivido en el año un fuerte impulso, en especial la cartera de préstamos personales, por valor de 3.100 millones de euros, que se incrementan en un 19%.
Y por último, EVO Banco, la marca digital del grupo, también registró un gran dinamismo, especialmente en el mercado hipotecario y en el negocio de consumo. Su cartera crediticia alcanzó los 3.400 millones de euros, lo que supone un aumento en el año del 25%.
Con esas bases de negocio, ¿cuál es la estrategia de crecimiento en el horizonte inmediato?
Nuestra apuesta decidida es el crecimiento orgánico. Así ha sido siempre en Bankinter y no hay motivos para cambiar. Tenemos una estrategia definida y consolidada, perfectamente identificable por los clientes, analistas e inversores y sin oscilaciones ni cambios de rumbo. Por tanto, vamos a perseverar en un modelo de negocio basado en la diversificación de nuestras fuentes de ingresos, el control de los gastos y de los riesgos y la aplicación de la tecnología a todos nuestros procesos para mejorar la eficiencia y la calidad de servicio al cliente.
Eso no significa que renunciemos a determinadas operaciones de compra o de colaboración que puedan ser interesantes para complementar nuestros negocios principales, siempre que sean prudentes y ajustadas a nuestro tamaño. Lo hicimos en Luxemburgo, en Portugal e Irlanda, y también con la adquisición del banco digital EVO.
En este sentido, cabe señalar el acuerdo suscrito en 2023 entre Bankinter Consumer Finance y el grupo empresarial portugués Sonae para la constitución de una joint venture que creará la primera entidad de crédito al consumo en el mercado luso, con una cartera de más de un millón de clientes. Estamos muy ilusionados con esta operación que va a reforzar la presencia de Bankinter en Portugal y que puede dar lugar en el futuro a otros acuerdos de colaboración.
Los buenos resultados de la banca en los dos últimos años han abierto un debate sobre el destino del capital excedentario que se genera. ¿Cuál es la visión de Bankinter?
Nuestra idea general es que, en tiempos de incertidumbre, como los actuales, es prudente hacer un esfuerzo para preservar el capital, porque precisamente por esa incertidumbre no sabemos si vamos a necesitar más recursos propios para cubrir potenciales incidencias en el valor de los activos o en la morosidad. A partir de ahí, si como consecuencia de la buena evolución del negocio se genera un nivel de capital que excede lo razonable, consideramos que ese exceso debe dedicarse a crecer y a invertir en nuevos proyectos. Por eso no contemplamos la posibilidad de hacer ninguna recompra de acciones, como han hecho otras entidades. Nuestro dividendo, con un pay out del 50%, es en sí mismo muy atractivo para el inversor y no vemos necesidad de complementarlo con ese tipo de operaciones.
Reguladores y supervisores están presionando para que los bancos españoles aumenten la remuneración de los depósitos. ¿Qué expectativas hay para los próximos meses en esta materia?
Desde el respeto máximo a las opiniones de todo el mundo, creo que la remuneración del pasivo es una decisión autónoma de los bancos, que adoptan su estrategia comercial en función de distintas variables, como la situación de los tipos de interés, la competencia entre entidades, la gestión del balance o los niveles de liquidez.
Si se analizan todas esas variables, dudo mucho que se vaya a producir una guerra en el sector para captar o retener depósitos de los clientes como hubo a finales del siglo pasado en España. Ni siquiera esperamos una oferta generalizada por parte de bancos grandes o medianos, aunque es verdad que se observa una cierta tendencia hacia el encarecimiento progresivo del pasivo.
En el caso de Bankinter, no vemos de momento la necesidad de remunerar el ahorro de forma general. Pagamos puntualmente por determinados productos, como la Cuenta Nómina, la Cuenta Inteligente de EVO Banco o la Cuenta Digital, como parte de nuestra estrategia de negocio, pero no remuneramos todos los depósitos ni prevemos hacerlo en el corto plazo.
La aprobación de los fondos europeos Next Generation despertó una gran expectación, al entender que podían llegar a ser una potente palanca de crecimiento para la economía española. ¿Se han cumplido estas expectativas?
No del todo. El proceso de tramitación y ejecución tendría que acelerarse. Es una enorme oportunidad para la revitalización de la economía española y no nos podemos permitir el lujo de perderla. Son fondos que hay que aprovechar porque tienen potencial para transformar y modernizar la industria en sectores que van a ser clave para el futuro. En este sentido, los bancos deberíamos jugar un papel muy importante en la transmisión de las ayudas y estamos plenamente dispuestos a colaborar con las autoridades para que su distribución sea lo más eficiente posible.
En Bankinter hemos sido proactivos para ayudar a todas las empresas, desde las pymes hasta las grandes corporaciones, y disponemos de planes para asesorarlas en la gestión y presentación de los proyectos, complementándolos con diferentes soluciones financieras, como la concesión de avales, el anticipo de la financiación o la financiación complementaria.
Teniendo en cuenta todo ello, ¿cómo puede evolucionar Bankinter en 2024?
En términos de ingresos y beneficios, es difícil que se repita un ejercicio tan positivo y con un ritmo de crecimiento tan acelerado como el de 2023. Por una parte, la mejora en el margen de intereses, que contribuyó en gran medida al impulso de los resultados el año pasado, será probablemente más limitada, ya que se está agotando la repreciación de la cartera de crédito. Además, la subida de los tipos de interés tiene también ciertas contraindicaciones. Me refiero al incremento de los costes del pasivo y a una cierta tendencia, que de momento es muy incipiente, al aumento de la morosidad, sobre todo en el crédito al consumo.
Los indicios de ralentización del mercado inmobiliario, tanto el residencial como sobre todo el comercial, deben también ser observados con cuidado. Tampoco ayudará la prórroga del impuesto a la banca, que además de dañar nuestra rentabilidad tiene repercusiones negativas sobre la confianza de los inversores en España, como hemos dicho muchas veces.
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta el previsible enfriamiento de la actividad económica, o señales que vemos en indicadores clave, como la debilidad de las exportaciones o del ahorro de las familias, que ya están agotando las reservas que acumularon durante la pandemia. Y nunca está de más recordar que el negocio bancario es muy dependiente de la evolución de la economía.
Dicho todo ello, no me cabe ninguna duda de que en 2024 Bankinter continuará creciendo en dimensión y seguirá ocupando una sólida posición de liderazgo en el mercado español en términos de calidad de los activos, solvencia, rentabilidad, eficiencia y liquidez.
Hablando de 2024, es inevitable referirse a la propuesta de renovación de la alta dirección del banco, que será efectiva a partir de la próxima Junta de Accionistas, a celebrar el 21 de marzo. En particular, usted deja su puesto como consejera delegada y pasa a desempeñar la presidencia no ejecutiva de la entidad. ¿Cuál es el objetivo de esos cambios y qué pueden suponer para el futuro de Bankinter?
El Consejo de Administración del banco ha propuesto, efectivamente, mi nombramiento como presidenta no ejecutiva, en sustitución de Pedro Guerrero, que cesa a petición propia, así como el de Gloria Ortiz, hasta ahora directora general de Banca Comercial, como nueva consejera delegada. Se trata de un relevo interno que forma parte de la normalidad empresarial y que encaja perfectamente dentro de la política de renovación de los puestos directivos de Bankinter. En ese sentido, creo que es un necesario paso adelante para aportar nuevos puntos de vista a la gestión del banco, fortalecer su estrategia y prolongar su senda de éxitos. Y siempre con respeto a los principios de crecimiento prudente, calidad e innovación que lo han caracterizado a lo largo de su historia.
Por lo que a mí se refiere, mi trabajo dentro de la entidad va a cambiar de forma significativa. Tras muchos años gestionando el día a día, ahora dejo todas las funciones ejecutivas y paso a ocuparme de supervisar las líneas maestras de su estrategia, de acuerdo con nuestro modelo de gobernanza y en sintonía con las directrices del Banco Central Europeo. Afronto este nuevo reto con una gran ilusión y confiando en que la brillante trayectoria de Pedro Guerrero como presidente me sirva de inspiración y guía para llevar a Bankinter al privilegiado lugar que merece.
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