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Diccionario económico - Gestión de Carteras
Gestión de Carteras
Consiste en la elección de la combinación rentabilidad/riesgo óptima para cada el inversor. El proceso de inversión se fundamenta, por tanto, en el análisis de la tolerancia al riesgo del inversor, la selección de inversiones y la ejecución de órdenes de compra o venta de valores específicos.
Aquí encontrarás tu fondo, el que se ajusta a ti.
A través de este servicio de gestión de carteras, el inversor delega la toma de decisiones a la entidad y por tanto son las entidades financieras las encargadas de decidir qué es lo más adecuado en cuanto a productos, decisiones de inversión y ejecución de operaciones.
La entidad financiera debe remitir al cliente información periódica sobre la composición de sus inversiones, la valoración, el rendimiento y su comparación con respecto al indicador de referencia.
El servicio de gestión de carteras implica una comisión propia a la que se sumarán adicionalmente otras comisiones resultantes de los gastos asociados con las operaciones realizadas sobre la cartera. La entidad deberá informar periódicamente sobre todos estos gastos y comisiones, del mismo modo el inversor tiene la posibilidad de solicitar el detalle de estos en cualquier momento.
La gestión de carteras en España puede ser realizada tanto por aquellos inversores particulares que realicen la gestión por cuenta propia como por las sociedades autorizadas para ello; estas son:
- Sociedades gestoras de instituciones de inversión colectiva (SGIIC). Aquellas que pueden gestionar instituciones de inversión colectiva.
- Sociedades gestoras de carteras (SGC). Aquellas que pueden gestionar únicamente carteras ajenas. No pueden crear carteras con patrimonio propio, pero si pueden tener clientes que deleguen en ellos la gestión de sus carteras.
- Sociedades de valores (SV). Aquellas sociedades que pueden gestionar tanto carteras propias como carteas ajenas.
A la hora de gestionar carteras, podríamos diferenciar entre dos estrategias:
- La gestión activa, cuyo principal objetivo se basa en conseguir una rentabilidad superior a la del mercado. La gestión activa requiere un gestor con una gran capacidad de análisis, un elevado conocimiento del mercado y gran experiencia.
- La gestión pasiva, basada en conseguir que el patrimonio gestionado evolucione exactamente de la misma forma que lo hace el mercado, para ello se construye una cartera que replique al índice. Por este motivo, es también conocida como gestión indexada.
Los principales factores que influyen en la gestión de carteras son:
- La asignación de activos, fundamental, ya que una adecuada combinación de activos podría ayudar maximizar la rentabilidad.
- Minimizar el riesgo.
Es importante tener en cuenta la tolerancia al riesgo del inversor para lograr que la cartera alcance un equilibrio de riesgo tomando siempre como base esta tolerancia.
Diversificar la inversión entre diferentes mercados, valores y sectores podría también contribuir a reducir el riesgo.
Deben existir referencias que permitan conocer la ratio riesgo/rentabilidad, realizar un seguimiento de posibles errores y en definitiva poder realizar una medición del rendimiento adecuada.
Realizar de manera habitual una reestructuración de la cartera contribuirá a mantener un equilibrio entre el riesgo y la rentabilidad.