Diccionario económico - BIC
BIC
El código BIC (Bank Identifier Code) o SWIFT (Society for World Interbank Financial Telecommunication), es una serie alfanumérica que sirve para identificar y comprobar un número de cuenta. Se utiliza sobre todo para emitir transferencias fuera de la Unión Europea, y es un complemento informativo del IBAN (en inglés International Bank Account Number), ya que permite emitir a la entidad emisora un mensaje cifrado para que la entidad receptora sepa que recibirá la transferencia y pueda confirmarla. Para entendernos, esta serie permite a los bancos tratar los pagos de manera directa, ágil y sin costes, lo que a su vez abarata el coste para sus clientes.
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El código BIC consta de ocho u once caracteres que definen la sucursal donde se emitió la cuenta, y se configura de la siguiente manera: nombre del banco; códigos del país y de la provincia donde se encuentra la cuenta; y código de la sucursal (opcional).
Además de este identificador bancario y como ya hemos citado antes, a la hora de comprobar una cuenta existen otros códigos. En primer lugar, el CCC (o Código de Cuenta del Cliente), una serie de veinte números que identificaba el banco, sucursal y número de cuenta.
Pero la globalización y la extensión de las operaciones financieras más allá de nuestras fronteras, ha hecho necesaria la emisión de pagos transfronterizos de manera ágil y segura. Por eso en 2014 se creó el código IBAN, que sustituyó al CCC, y de hecho es una evolución de esta.
El IBAN un código alfanumérico común establecido por el Comité Europeo de Estándares Bancarios. Sirve para unificar y estandarizar el sistema de cuentas de los bancos europeos. El IBAN es compartido por todos los países pertenecientes a la zona única de pagos (SEPA); y de esta forma se aseguran una transmisión de datos estandarizada y correcta. Aunque cada país cuenta con un número de dígitos diferente (por ejemplo, en Malta es de 30, y en Bélgica es de 12) este código ha facilitado la gestión de operaciones de comercio y transferencias en el seno de la Unión Europea.
En España operamos con 24 dígitos, distribuidos de la siguiente forma: las dos letras iniciales ES, corresponden a las cuentas de España; a continuación, dos dígitos de control; cuatro de código de la entidad; otros cuatro del código de la oficina de procedencia de la cuenta; dos de un código de validación (un algoritmo matemático); y finalmente, diez dígitos correspondientes al número de la cuenta.