¿Cómo pagar con una tarjeta de crédito?

Hoy en día, gracias a la tecnología y a los nuevos canales de distribución, comprar productos o pagar servicios en cualquier lugar del mundo está al alcance de todos con solo hacer clic.

Los hábitos de consumo han cambiado y la seguridad informática se ha blindado de cara a proporcionar más confianza a los consumidores a la hora de realizar sus pagos por internet.

Con la llegada del comercio electrónico, una tienda pasa a estar abierta las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Comprar online está a la orden del día y es en este punto donde las tarjetas de crédito juegan un papel fundamental. Sin dejar atrás los establecimientos físicos, son cada vez más los negocios que han incorporado este método de pago de cara a facilitar al usuario poder comprar cuando lo desee y pagar cómodamente sin necesidad de usar efectivo.

Antes de realizar una compra con tarjeta de crédito es muy importante que sepas cuáles son las modalidades de pago y los intereses asociados a cada una de esas modalidades.

¿Qué modalidades de pago tienen las tarjetas de crédito?

Pago total sin intereses

Con este modelo de pago todas las compras que hayas realizado durante el mes se cargarán en tu cuenta, en un único pago, a principios del mes siguiente o en el periodo de corte estipulado por la entidad financiera.

Esta modalidad de pago tiene una gran ventaja: todo lo que consumes, lo pagas al mes siguiente y sin intereses. Además, una vez cargados en cuenta los pagos realizados, el límite de crédito que tengas establecido se recargará automáticamente, pudiendo disponer de él para realizar nuevos pagos o compras.

Pago fraccionado mediante una cuota fija mensual

Esta modalidad de pago, te permite elegir el importe que quieres pagar en cuotas constantes y mensuales: 30€, 50€, etc., aunque la entidad bancaria suele poner un importe mínimo. Las cuotas se cargarán en cuenta mensualmente hasta que acabes de pagar el saldo que hayas dispuesto e incluirán tanto la amortización de capital como los intereses. La gran diferencia con otras modalidades de pago es que, si sigues disponiendo del crédito de la tarjeta, la deuda se incrementará, pero seguirás pagando lo mismo cada mes.

Paga fraccionado mediante un porcentaje de la deuda

Con esta modalidad de pago, tú eliges el porcentaje del saldo dispuesto en la tarjeta que quieres pagar cada mes, aunque es habitual que la entidad bancaria establezca un importe mínimo de cuota mensual. Las cuotas se cargarán de forma mensual hasta que acabes de pagar el saldo del que hayas dispuesto e incluirán amortización de capital e intereses.

Un ejemplo de este método de pago puede ser pagar solo un 10% del dinero dispuesto. Gracias a este sistema, las cuotas se reducen a medida que el saldo pendiente disminuya. Ten en cuenta que si continúas disponiendo del crédito, las cuotas aumentarán proporcionalmente.

Pago fraccionado a plazos concretos

A través de esta modalidad de pago, puedes elegir un plazo concreto para devolver el dinero gastado. Las cuotas mensuales se calcularán dividiendo el importe de la compra más los intereses, entre el número de meses en los que hayas decidido fraccionar el pago.

Un ejemplo muy común es fraccionar el importe de las compras a 3, 6, 12 meses, etc. Al tratarse de un crédito aplazado, cuanto más corto sea el plazo, más altas serán las cuotas. De la misma manera, cuanto más largo sea el plazo la cuota disminuye, pero mayor serán los intereses.

Aplazar compras puntuales

Es una modalidad de pago cada vez más extendida en supermercados, tiendas de electrodomésticos o grandes canales de distribución. También tienen disponible este servicio algunas entidades bancarias, en el caso de Bankinter se llama Compra Smart. Su objetivo es facilitar al cliente el pago de una compra puntual.

Con esta modalidad de pago, el cliente decide qué compras en concreto quiere aplazar o fraccionar y qué compras prefiere que se le carguen a principios del mes siguiente. Lo normal es que combinen características de las modalidades de pago que hemos visto anteriormente: el cliente elegirá si quiere pagar una cuota fija o un porcentaje del importe de la compra y en función de eso podrá elegir también el plazo. Es un método de pago sencillo, que te permite conocer de antemano cuándo acabarás de pagar esa compra concreta que has decidido aplazar. Además, suelen tener vinculadas condiciones especiales como un tipo de interés más bajo (incluso al 0%), o sin comisiones de formalización.