¿Para qué sirve un fondo de inversión?

La respuesta es la que queremos todos los inversores: obtener rentabilidad. Sin embargo, y a diferencia de otros productos o instrumentos de inversión, los fondos de inversión aúnan en un solo instrumento una serie de ventajas que les ha conferido el éxito actual. Quizás la más relevante sea que permite al inversor particular acceder a inversiones que de otra forma resultaría muy difícil o que están reservadas a las grandes corporaciones o a inversores con grandes capitales. Además, al tratarse de inversiones diversificadas, el riesgo se minimiza.

Dentro de todos los instrumentos financieros en los que se invierte, unos conllevan más riesgo que otros por lo que unos compensan a otros y el riesgo es más reducido para el inversor. Esto va unido a que todas las carteras de inversión son gestionadas por profesionales que se encargan de diversificar la inversión buscando siempre la máxima rentabilidad en función del riesgo que cada inversor esté dispuesto a asumir.

Otra ventaja muy interesante que ofrecen los fondos de inversión es la liquidez. Los fondos permiten rescatar las participaciones adquiridas, en cualquier momento y sin penalización.

Y, por supuesto, su fiscalidad: los fondos de inversión tributan únicamente en el momento en que queremos realizar un rescate de nuestras participaciones (que puede ser total o parcial) y, a diferencia de otros productos como los depósitos, las plusvalías obtenidas tributan como renta patrimonial, es decir de manera progresiva a lo obtenido.

Y, por último, los fondos de inversión nos permiten organizar un plan de inversión periódica, es decir, invirtir pequeñas cantidades, pero de manera sistemática, realizando aportaciones sin necesidad de modificar nuestro nivel de vida pero que, en el largo plazo, puedan llegar a formar un capital.