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Riesgo de liquidez

El riesgo de liquidez estructural se asocia a la capacidad para atender las obligaciones de pago adquiridas y financiar la actividad inversora. El banco realiza un seguimiento activo de la  liquidez y su proyección, así como de las actuaciones a realizar en situaciones tanto normales de mercado como excepcionales originadas por causas internas o por los comportamientos de los mercados.

Las medidas utilizadas para el control del riesgo de liquidez son el seguimiento de la evolución del gap o plano de liquidez, e información y análisis específicos de los saldos resultantes de las operaciones comerciales, de los vencimientos mayoristas, de los activos y pasivos interbancarios y de otras fuentes de financiación. Estos análisis se realizan en condiciones normales de mercado o simulando distintos escenarios de las necesidades de liquidez que podrían suponer distintas condiciones de negocio o variaciones en los mercados.

Las medidas utilizadas para el control del riesgo de liquidez son el seguimiento de la evolución del gap o plano de liquidez.

En 2017 el gap comercial (diferencia entre inversión y recursos de clientes) se mantuvo en los niveles del ejercicio anterior, incrementándose ligeramente en 55 millones de euros. El porcentaje de la inversión crediticia que está financiada por recursos de clientes se situó al cierre del ejercicio en el 90,6%. Respecto a la financiación mayorista, se reemplazaron parcialmente los vencimientos de 2017 y se redujo la dependencia a los mercados mayoristas en 600 millones de euros. 

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