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Entrevista a la Consejera Delegada, María Dolores Dancausa 

“2017 marcó, un año más, un beneficio récord en la historia de Bankinter”

¿Cuál es el balance de los resultados del ejercicio de 2017 para Bankinter?

Creo, sinceramente, que podemos estar muy satisfechos. Desde el punto de vista de la cuenta de resultados, fue un ejercicio un tanto singular por la influencia de la incorporación del negocio de Portugal, que se produjo en 2016, y que por tanto sesgó la evolución del beneficio en 2017. A pesar de ese efecto, el beneficio neto creció un 1%, hasta los 495,2 millones de euros. El beneficio antes de impuestos siguió una tendencia similar y se elevó hasta 677,1 millones de euros, similar al del año anterior. En términos homogéneos, es decir, si se descuenta el efecto de Portugal, el ritmo de aumento del beneficio neto y bruto fue del 20,2% y del 19,1%, respectivamente, en línea con los de ejercicios anteriores. Eso significa que en términos comparables los beneficios de la entidad han mantenido un ritmo de crecimiento anual de dos dígitos en los últimos cinco años y que 2017 marcó, un ejercicio más, unos resultados récord en la historia del Grupo. 

Al margen de los beneficios, ¿qué otros indicadores financieros pueden destacarse del ejercicio?

Tanto la calidad de los activos como los niveles de solvencia, rentabilidad y eficiencia se mantienen en términos muy positivos. La morosidad cayó hasta el 3,45%, una tasa que bajó 56 puntos básicos respecto a 2016 y que se compara muy favorablemente con un promedio del sector superior al 8%. Al mismo tiempo, mantuvimos una ratio de capital CET1 (“fully loaded”, es decir, asumiendo por anticipado los criterios de Basilea que estarán en vigor en 2019) del 11,46%, muy por encima de los requerimientos regulatorios. Asimismo, nuestro índice de rentabilidad, medido en términos de ROE, se situó en el 12,6%, el nivel más alto de la banca cotizada en España. Igualmente mejoramos en el índice de eficiencia, que cerró el ejercicio en un 46,8%, frente al 48,6% de 2016, y que es un indicador muy representativo de la sostenibilidad de los resultados de la entidad. Resumiendo, podemos decir que 2017 fue un muy buen año para Bankinter, lleno de realidades y de buenos proyectos.

¿Cómo se concretaron esas realidades y proyectos desde el punto de vista del negocio?

Tenemos cinco líneas principales de negocio muy bien orientadas y complementarias entre sí. Nuestra principal fuente de generación de margen bruto es la banca de empresas, que es una actividad consustancial a nosotros, ya que Bankinter nació como banco industrial. Banca de empresas mantuvo en 2017 un ritmo de crecimiento moderado, destacando el aumento del negocio internacional. En Banca Comercial evolucionaron muy bien los segmentos de mayor patrimonio y también estamos muy satisfechos con la capacidad de nuestra Cuenta Nómina para atraer clientes. El negocio de Bankinter Consumer Finance se comportó un año más con un gran dinamismo y estamos ya entre los grandes operadores en el negocio del Consumo. Portugal también respondió bien el ejercicio pasado, el primero completo con nosotros, y tuvo incrementos notables en recursos minoristas e inversión crediticia, en parte como consecuencia de la mejora de la situación macroeconómica del país. Finalmente, nuestra aseguradora Línea Directa es una de nuestras apuestas más sólidas y en 2017 registró tasas de crecimiento superiores al promedio del mercado tanto en seguros de automóvil como de hogar. En definitiva creo que tenemos un conjunto de líneas de negocio muy equilibrado y con un buen margen para seguir creciendo.

“La demanda de crédito de las empresas es sólida, especialmente en todo lo relacionado con la actividad en el exterior.”

¿En qué medida se pueden mantener esos buenos resultados en 2018 y próximos ejercicios?

Trabajamos para que el ritmo de crecimiento sea sostenible en el tiempo. Como ha quedado dicho antes, hemos avanzado en el ratio de eficiencia, que mide la relación entre los costes y los ingresos y que es un indicador muy significativo para garantizar la sostenibilidad de nuestro modelo de negocio. Ciertamente, los resultados obtenidos en 2017 proceden del negocio típico de clientes, y esa es la base más firme para seguir creciendo en el futuro. Si hacemos las cosas bien y la economía evoluciona tal y como está previsto, creo que podemos ser ambiciosos en nuestros objetivos de crecimiento. Eso no significa que vaya a ser fácil, porque el sector financiero tiene ante sí algunos desafíos importantes. 

¿Cuáles son esos desafíos?

En primer lugar, la regulación. En 2018 tenemos que asumir la entrada en vigor simultánea de tres nuevas normativas que afectan muy directamente y de forma relevante a nuestra actividad. Por un lado, está la nueva regulación contable IFRS 9, que modifica el concepto de provisión de créditos dudosos y que previsiblemente nos va a obligar a realizar más dotaciones. También entran en vigor dos directivas europeas, Mifid2, que está cambiando la manera de comercializar productos financieros, y PSD2, que regula el servicio de pagos y que abre la vía a que los bancos puedan compartir con terceros información de sus clientes, previa autorización de estos. Yo creo que en términos generales la regulación es buena, porque obliga a los bancos a ser disciplinados y a organizarse mejor, pero siempre y cuando se desarrolle dentro de unos límites razonables. Creo que en estos momentos es lícito preguntarse si esos límites no se han rebasado. En cualquier caso, en Bankinter hemos trabajado mucho en los últimos meses y estamos preparados para abordar de forma adecuada estos cambios.

Otro de nuestros grandes retos es el de los tipos de interés. Llevamos ya más de cinco años con tipos de interés oficiales en la zona del euro por debajo del 1%, actualmente estamos en el 0% y no hay expectativas de cambio al menos durante 2018, pese a que en Estados Unidos ya ha empezado a subir el precio del dinero. Ese escenario de tipos estrecha extraordinariamente nuestros márgenes y tenemos que superar las condiciones monetarias desfavorables con imaginación y trabajo. Nuestro objetivo es avanzar en el proceso de captación de clientes y ofrecerles productos con un mayor valor añadido, de tal forma que nuestro modelo de negocio no dependa excesivamente de la evolución de los tipos de interés oficiales. Para ello debemos aprovechar que en la actualidad, como consecuencia de la recuperación, la demanda de crédito es sólida, especialmente en todo lo relacionado con la actividad en el exterior, ya que muchas empresas están invirtiendo fuera y necesitan financiación.

“Nuestra rentabilidad, medida por el ROE, está en el nivel más alto de la banca cotizada en España.” 

El tercer gran desafío que tenemos planteado es el impacto de la tecnología, tanto en los procesos como en los servicios que ofrecemos y en los hábitos de consumo de los clientes. Esa metamorfosis global nos plantea importantes dilemas como organización. Por un lado tenemos que ser capaces de combinar el servicio que nos demandan nuestros clientes tradicionales, que buscan asesoramiento, con las necesidades de nuestros clientes digitales, que quieren tecnología, inmediatez y poca interlocución. A estos últimos van dirigidos productos como la hipoteca que se puede contratar 100% online , que lanzamos desde la plataforma digital de Coinc a finales de 2017. Por otra parte, tenemos que medir bien los tiempos y la adaptación a la revolución tecnológica, porque el banco no siempre puede controlar el ritmo del cambio. A veces puedes implantar una tecnología de forma muy rápida, pero el cliente tarda en asumir los cambios y el proceso se complica. Asimismo, tenemos que acertar en los perfiles profesionales que vamos a necesitar en el futuro, porque la introducción de nuevas tecnologías exige también cambios en esa área. Para abordar todos los problemas que se derivan del cambio tecnológico en 2017 reforzamos Bankinter Global Services, que es el área dedicada a proveer de tecnología y de servicios operativos a la entidad, y que por tanto es una pieza clave dentro de nuestro proceso de transformación y crecimiento.

¿En qué medida la situación de Cataluña afecta a Bankinter?

Nos afecta negativamente, como a todo el sector bancario y en general a la economía y al conjunto de la sociedad. No puede decirse que una situación de crispación social, política y económica beneficie a nadie, pero desde luego en ningún caso a la banca, cuyo funcionamiento está basado en los principios de confianza, solidez y estabilidad. No puede hablarse por tanto de entidades beneficiadas o perjudicadas por lo que ha pasado en Cataluña. En el caso de Bankinter, nuestra visión del negocio es siempre a largo plazo y esperamos que en 2018 se restaure el sentido común, se normalice la convivencia y se recupere el ritmo de crecimiento de la actividad económica para seguir aumentando nuestra cuota de mercado en Cataluña, como hemos venido haciendo en los últimos años. 

Si miramos hacia el futuro a más largo plazo, ¿cuáles son los objetivos de Bankinter?

En primer lugar, queremos seguir siendo un banco independiente. Lo hemos sido a lo largo de nuestra historia y aspiramos a seguir siendo la misma entidad de siempre. Nuestra trayectoria avala ese propósito de estabilidad, porque mantenemos el nombre, no nos hemos fusionado con nadie y no hemos comprado nada en España. En un mundo tan volátil y vertiginoso como el que vivimos hoy en día, queremos conservar nuestra esencia. Eso significa, además, ser ambiciosos en nuestros objetivos de crecimiento, pero siempre siendo selectivos, manteniendo la prudencia en nuestra política de riesgos y poniendo el foco en la rentabilidad. Asimismo, aspiramos a preservar nuestra vocación por hacer las cosas bien y por imprimir un sello de calidad en todos nuestros productos y procesos. La apuesta por la innovación y el respeto por el cliente son también otras características que nos distinguen como entidad. Todos esos rasgos, que forman parte históricamente del ADN de Bankinter, siguen siendo válidos hoy en día y lo seguirán siendo en el futuro si los acompasamos a las necesidades de los clientes y a las transformaciones del mercado.

¿Cuál es su opinión sobre la situación actual del sector bancario español?

“Somos ambiciosos en nuestros objetivos de crecimiento, pero siempre siendo selectivos, prudentes en la política de riesgos y con el foco en la rentabilidad.”

Creo que la banca en España ha superado una crisis grave y ya está en condiciones de trabajar con normalidad. El proceso de consolidación, que ha reducido el número de entidades de más de 60 a solo 12, está prácticamente concluido, a falta de algunos flecos menores, y el nivel de solvencia se ha elevado de manera significativa. Considero además que el sector ha aprendido de los errores del pasado y que no se van a repetir determinados comportamientos o fallos de gestión.

Naturalmente, queda mucho todavía por hacer, porque, como decíamos antes, los desafíos en términos de regulación y supervisión, de asunción del cambio tecnológico y de modelo de negocio son de gran envergadura, y pueden llegar a poner en dificultades a las entidades menos sólidas. Pero pienso que el saneamiento del sector está ya hecho y la crisis ha quedado atrás. A veces, en España tendemos a infravalorar lo que es nuestro, pero no tengo ninguna duda de que disponemos de un sistema bancario solvente, dinámico y moderno, perfectamente comparable con el de otros países europeos avanzados, en el que además se da la circunstancia de que existe un altísimo grado de competencia. Esta intensa presión competitiva, además de resultar paradójica por la reducción del número de jugadores, es muy beneficiosa para los clientes y también es positiva para los bancos porque nos obliga a mejorar y a salir de la zona de confort. A nivel europeo, la banca española también está muy bien situada en términos de eficiencia, lo cual no significa que no debamos seguir progresando para mejorar la relación entre los costes de explotación y los ingresos.

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