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¿Qué es mejor: acciones o fondos de inversión?
¿Acciones, o fondos de inversión?
Ambos son productos que implican poner a trabajar nuestro capital con el objetivo de obtener unos beneficios. Pero para responder a esa pregunta, en primer lugar vamos a recordar qué son estos dos conceptos:
Por un lado, las acciones son las partes alícuotas de capital en que se divide una sociedad o empresa, con el objetivo de captar recursos. Así, las compañías las emiten, las venden y con ellas obtienen financiación. El valor de todas las acciones de una compañía representa su capitalización en el mercado, y cada una de ellas otorga unos derechos económicos y políticos al titular, que por tanto se convierte en propietario de una parte de esa empresa, y puede participar en los beneficios o votar en las juntas de accionistas, según la proporción de partes que tenga.
Por su parte, un fondo de inversión es un instrumento de ahorro compuesto por las aportaciones de sus partícipes, y gestionado por una sociedad que lo invierte en activos financieros para obtener una rentabilidad.
Dicho esto, ante la pregunta sobre si es mejor invertir en acciones o en fondos, lógicamente la respuesta variará en función la estrategia que queramos implementar, así como de nuestros conocimientos, y de los resultados o beneficios que persigamos, entre otros.
Cuando vamos a invertir, por lo general los fondos suelen ser una opción más segura que las acciones. Además, una gran ventaja de estos es que se adaptan a los distintos perfiles de cada inversor: algunos de ellos, como los fondos monetarios o las inversiones en renta fija, no suponen altos riesgos.
A nivel fiscal, tanto los fondos como las acciones tributan por los rendimientos obtenidos. Por un lado en los fondos se toma como referencia la diferencia entre el valor liquidativo de las participaciones en el momento de la suscripción, y en el momento de reembolso. Por otro lado, en las acciones se toma como referencia el valor de venta menos el valor de compra.
Por su parte, las acciones o fondos de renta variable dependen principalmente de la volatilidad de los mercados, por lo que suponen un riesgo mayor a la hora de invertir.
Para invertir en ellas se debe contar con una serie de conocimientos sobre los mercados bursátiles, así como tener control de la gestión de toda la operativa lo que supone operar en Bolsa. Por lo general, la inversión directa en renta variable suele requerir más tiempo y seguimiento por nuestra parte que la inversión en fondos de inversión, aunque esto dependerá de nuestra estrategia. Una estrategia de inversión a largo plazo en acciones no requiere demasiado seguimiento, aunque siempre deberemos gestionar nuestro riesgo utilizando, por ejemplo, órdenes stop que protejan nuestra inversión en cierta medida.
Para concluir, podemos decir que, si bien ambos son productos que persiguen la rentabilidad de nuestros ahorros, existen importantes diferencias a nivel financiero y de exposición al riesgo. Por este motivo, lo fundamental es informarnos bien sobre los procesos de inversión de cada una de ellas y elegir la que mejor se adapte a nuestro perfil y nuestras expectativas.