EFT son las siglas en inglés de Exchange Traded Funds, un producto que en España se conoce como fondo cotizado.
1. ¿De qué se trata?
Aunque es una institución e inversión colectiva, se puede considerar como un producto intermedio entre los fondos de inversión tradicionales y las acciones, puesto que las participaciones se negocian en la Bolsa igual que si se tratara de acciones de una empresa.
La política de inversión consiste en replicar la evolución de algún índice bursátil (el Ibex 35, el Nasdaq, el CAC40…), lo que le asegura una alta liquidez y transparencia. Cada participación representa una cartera de acciones que reproduce la composición del índice al que hace referencia. Desde fondoscotizados.com, explican que “el ETF replica los movimientos de los valores que están en su interior, y para ello tiene en cuenta el peso que tiene cada uno de los valores dentro de la cesta. Existen dos tipos de réplica: la física y la sintética”. Los hay también que replican índices de renta fija.
Si en un fondo tradicional los inversores compran sus participaciones a una entidad gestora y se las revenden cuando quieren reemborsarlas, la operativa de un EFT es igual que la de las acciones, ya que cotizan durante toda la sesión bursátil. Los inversores deben comprar y vender sus acciones en el mercado bursátil en el que cotiza cada ETF (la Bolsa de Madrid, la Bolsa de NY, la de Londres…) y su precio se calcula de forma automática teniendo en cuenta la ponderación de los valores que contiene. Los inversores particulares deben utilizar un bróker si quieren comprar o vender sus acciones de ETFs. Al ser la operativa similar a la de las acciones cotizadas, el inversor puede dar órdenes limitadas a un precio, órdenes de mercado y señalar diferentes condiciones de ejecución.
Aunque los rendimientos del fondo, positivos o negativos, suelen ser similares a los del índice que replican, la CNMV advierte de que “existe la posibilidad de que las operaciones de compra-venta se realicen a un precio diferente del valor liquidativo estimado publicado por la Bolsa, debido a que los especialistas introducen órdenes de compra-venta con un diferencial en los precios. Lo normal es que el partícipe compra a precios superiores al valor liquidativo estimado y venda a precios inferiores, aunque en general la diferencia entre ambos será muy reducida”. Ficha explicativa de la CNMV (pdf)
2. ¿Qué diferencia hay con un fondo índice?
Los ETF están invertidos al 100%, mientras que los fondos índice tradicionales tienen que mantener un coeficiente de liquidez obligatorio (alrededor del 5%) para hacer frente a los reembolsos. Esto supone una diferencia de rentabilidad a largo plazo importante a favor de los ETF, ya que la renta variable es más rentable que la fija y ese 5% (aproximado) en renta fija que deben mantener los fondos tradicionales supone un lastre para su rentabilidad. Además, con un EFT se pueden realizar estrategias —algunas de alto riesgo— que no es posible hacer con un fondo tradicional como vender al descubierto (igual que se hace con las acciones), combinarse con opciones y futuros, utilizarse como garantía para operar con derivados…
Desde Morningstar destacan que el universo de los ETFs está repleto de fondos que se centran en un solo sector, industria, o región geográfica. “Si un inversor quiere invertir en compañías de productos químicos, puede que no haya muchos fondos índice que sigan a este sector, pero hay ETFs que lo hacen. Además, hay muchos más ETFs que fondos que invierten en un único país. Pero también hay que decir que fondos excesivamente centrados en un segmento del mercado –ya sea a través de fondos o de ETFs—pueden ser demasiado agresivos para muchos inversores. Eso se debe a que los inversores suelen comprar y vender este tipo de productos en los momentos más inoportunos, como lo demuestran las estadísticas de Rentabilidad para el Inversor de Morningstar”, explican en su web.
3. ¿Qué características tiene un EFT?
:: Liquidez: puesto que la operativa de compra-venta de participaciones es similar a las de las acciones en Bolsa. Esos sí, existen entidades especialistas que fomentan la liquidez del producto.
:: Transparencia: durante el horario de negociación, la Bolsa publica el valor liquidativo estimado con lo que el partícipe puede conocer en todo momento cómo evoluciona la inversión.
:: Inmediatez: el inversor tiene mayor certeza que en los fondos tradicionales sobre el precio al que se va a realizar la compraventa, ya que será muy parecido al último valor liquidativo estimado publicado antes de la orden. Las ventas se liquidarán, mediante un abono en la cuenta de valores del partícipe, en el mismo plazo que las acciones.
:: Diversificación: puesto que se puede participar en la evolución de los principales mercados sin necesidad de invertir en todos y cada uno de los valores que lo componen.
:: Fiscalidad: el régimen discal aplicables es el de las acciones no el de los fondos por lo que las ganancias patrimoniales no están sujetas a retención. En el caso de personas físicas, desde el 1 de enero de 2015 no se tiene en cuenta el periodo de generación de las plusvalías, tributando éstas en la base imponible del ahorro en el ejercicio en que se perciban junto con el resto de plusvalías obtenidas a través de la inversión en otros productos financieros, con los siguientes tramos de tributación:
4. Fiscalidad de Futuros
:: 20% para los primeros 6.000 €
:: 22% entre 6.001 y 50.000 €
:: 24% a partir de 50.001 €
Pero las participaciones en EFTs no pueden ser objeto de traspaso, por lo que no es posible acogerse al régimen que permite a los partícipes en fondos tradicionales reembolsar en un fondo y suscribir en otro para diferir la tributación en plusvalías.
:: Accesibilidad: se suelen exigir uno importes mínimos de inversión muy poco elevados para participar en un EFT.
:: Cobro de dividendos: con carácter periódico, el fondo cotizado puede retribuir al inversor con los dividendos distribuidos por las sociedades que componen el índice de referencia.
5. ¿Qué gastos hay que tener en cuenta?
Al invertir en un EFT se asumen dos fuentes de gasto: las camiones de gestión y depósito propias de un fondo –suelen ser muy reducidas al realizar una gestión pasiva–y los que soporta el inversor por la intermediación (compra-venta participaciones, cobro dividendos, administración….). Los costes administrativos son menores, lo que se traduce en menores ratios de gastos totales. Pero las comisiones al broker pueden mermar la rentabilidad del fondo.
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