Aunque en lo que va de año empiezan a verse signos de mejoría en el drama del desempleo en España, lo cierto es que la dualidad del mercado laboral entre fijos y temporales sigue siendo el gran caballo de batalla. Se entiende por dualidad la coexistencia de dos, por simplificar, realidades laborales: la que disfrutan los trabajadores indefinidos (mayores salarios y mayor protección en caso de despido) y la que sufren los temporales (salarios más precarios y menor protección si son despedidos).
A día de hoy, la temporalidad ronda el 25% y la crisis ha demostrado que aquellos trabajadores con contratos temporales ha sido de los más castigados: se han destruido un 40% de puestos desde 2007, tal y como se observa en el siguiente gráfico realizado por el experto en estadística Kiko Llaneras, en Politikon.es.
En esta situación, la idea de implantar el contrato único empieza a tomar fuerza. No es una idea nueva, sino recurrente en la última década –la UE llegó a proponerlo para España en 2013–, pero que vuelve a ser la receta más recomendada. La piden partidos políticos de cara a las elecciones, lo recomienda la OCDE y lo ha pedido en varias ocasiones la patronal CEOE.
¿Qué es el contrato único?
Se trata de implementar un sólo tipo de contratación con el propósito de eliminar las diferencias existentes en materia de indemnización por despido, unificando toda la normativa legal existente.
¿Dónde está funcionando?
Se trata de una construcción teórica que aún no tiene aplicación práctica en ningún Estado miembro de la Unión Europea (UE). Lo más parecido se encuentra en Estados Unidos, pero allí la indemnización por despido no está reflejada en la ley.
Pros y contras
Los expertos enumeran varias ventajas. Entre ellas, terminar con la maraña de modalidades contractuales existentes que constituye toda una traba burocrática (ha llegado a haber hasta 40 tipos de contratos diferentes). La indemnización por despido de los trabajadores temporales aumentarían pero las de los trabajadores indefinidos se verían reducidas. Y al simplificarse la maraña burocrática, las empresas podrían reducir los costes en asesoría laboral.
Colectivos actualmente abocados a contratos temporales, como mujeres, parados con más de 45 años y jóvenes, ganarían en estabilidad y mejorarían sus condiciones.
Otros defienden que con un contrato único la decisión de las empresas para contratar o despedir estaría menos ligada a la protección relativa de cada trabajador y más relacionada con crear plantillas por productividad.
Entre las desventajas, algunos consideran que un contrato único implica un contrato más sencillo que acepte numerosas casuísticas laborales y en el que se quedarían al margen situaciones particulares como empleos de duración determinada, por ejemplo. Además, la Organización Internacional del trabajo (OIT) suele recordar que en casos de desempleo elevado como España hay otros problemas como políticas activas de empleo inadecuadas, tasas elevadas de abandono escolar, un modelo productivo de bajo valor añadido… Para otros, también lleva implícito una menor protección contra el desempleo.
Y hay quienes consideran que la reforma laboral ya ha permitido un abaratamiento de los costes laborales y un aumento de la inestabilidad del empleo indefinido, lo que se conseguirá con este contrato es extender más todavía la precariedad.
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Persiste la dualidad en el mercado laboral
Las razones para el rechazo del contrato único - Vía eldiario.es
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