La diferencia entre acceder a un contrato indefinido o a uno temporal ha constituido uno de los grandes problemas del mercado laboral en España. La famosa dualidad laboral hizo que la tasa de temporalidad (es decir, la proporción que representan los trabajadores con contrato temporal sobre el total de trabajadores asalariados) haya alcanzado en España cotas del 30% de media (en 2006 se llegó al 34%).
Sin embargo, después de una crisis y una reforma laboral de por medio, España sigue manteniendo una de las tasas de temporalidad más altas de la OCDE: un 23,4% en 2013, la segunda peor cifra, solo por detrás de Polonia. Y eso que la crisis se ha llevado por delante 1,8 millones de trabajos temporales. El último boletín estadístico del INE, del pasado julio, proporciona una foto que no deja lugar a dudas: la dualidad persiste. Baste ver en los gráficos de abajo cómo no hay atisbo de un cambio de tendencia entre temporales e indefinidos. Y eso que era uno de los objetivos estrella de la reforma laboral de 2012.
Si comparamos los datos del INE entre el segundo trimestre de 2013 y el actual, vemos que la tasa de temporalidad en el sector privado ha pasado del 23,87% al 24,98%. Así, hace un año había 8,47 millones de contratos indefinidos frente a 2,65 millones de temporales y en el segundo trimestre de este año, los asalariados han aumentado un 0,8% mientras que los temporales han aumentado un 7%.
En el sector público, la variación es algo inferior: el porcentaje de temporalidad ha pasado del 19% en el segundo trimestre de 2013 al 19,9% en el actual. Pero mientras que los contratos temporales han aumentado en este tiempo un 3,5%, el número de indefinidos se ha reducido en 35.000 empleos.
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