España empeora su foto en la lista de competitividad que cada año, desde 1989, elabora la escuela suiza de negocios IMD, al descender del puesto 34 al 36 de un total de 63 países, y ser incluso superada por Portugal, que sube seis puestos.
El ranking lo lideran Estados Unidos, que asciende tres posiciones; Hong Kong, que pierde el liderazgo del año anterior y Singapur, que mantiene posiciones. Los Países Bajos se sitúan en cuarto puesto (uno mejor que el año anterior) y Suiza, que cae tres, baja hasta el quinto lugar.
Competitividad en Europa
De las economías de Europa occidental, muy pocos países avanzan puestos este año. Irlanda (puesto 12) y Luxemburgo (11), de hecho, salen del top 10, al caer seis y tres puestos, respectivamente. Alemania (puesto 15), Finlandia (16), Reino Unido (20), Islandia (24), Bélgica (26) y Chipre (41) retroceden posiciones respecto al ranking del año pasado. Por el contrario, solo Francia (28), Portugal (33) e Italia (42) mejoran su foto en el ranking general en tres, seis y dos posiciones, respectivamente. El repunte de Portugal se debe al crecimiento de las actividades económicas junto con un giro positivo en las percepciones sobre la eficiencia institucional, incluida una mayor transparencia gubernamental. Solo Grecia permanece en el mismo lugar (57).
Con la excepción de Chipre y España, todos los países que experimentaron una disminución en las clasificaciones generales muestran signos de una desaceleración del desempeño económico en diferentes grados. Por ejemplo, en rendimiento económico, Islandia cae 18 posiciones y el Reino Unido, 16.
¿Por qué desciende la competitividad de España?
Si la economía española está en racha, que hasta el FMI ha mejorado sus previsiones de crecimiento al 2,8%, qué ha pasado para perder competitividad. El diario Expansión explica sus causas y señala que el informe 2018 destaca que España ha perdido competitividad en diversas variables como los precios de la economía (cae seis posiciones hasta la 28), la legislación empresarial (pierde 3, hasta la 37), la política de impuestos (pierde dos puestos hasta el 45), el funcionamiento del mercado laboral (empeora cinco, hasta el 55) y las infraestructuras científicas (dos menos, hasta el 28).
Desde el Centro Mundial de Competitividad del IMD explican que “uno de los principales problemas de España es que ha experimentado un estancamiento en la eficiencia del Gobierno en cuanto a la política tributaria, la transparencia y la corrupción”, según recoge el diario económico. El indicador competencia de Gobierno es el peor valorado de todos, seguido del de cultura de investigación y desarrollo y de la calidad del gobierno corporativo.
De ahí que fortalecer la sostenibilidad del sistema fiscal a medio y largo plazo (incluyendo la reforma del sistema de pensiones), desarrollar una administración pública más eficiente y reducir la excesiva regulación existente sean algunos de los principales restos a los que se enfrenta España, según los expertos en competitividad del IMD.
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