El BCE considera que la política monetaria actual es acertada y está surtiendo efecto. La evolución a la baja en los tipos de interés y en los diferenciales de crédito es una prueba de ello. El BCE continuará con esta estrategia y no se plantea ampliar el espectro de compra de activos elegibles o la compra de acciones como el BoJ. En este sentido, el BCE descarta de momento la compra de bonos del sector financiero o cambiar las reglas ("capital key") para la compra de bonos soberanos. En principio esto es una mala noticia para los bonos emitidos por entidades bancarias y para la deuda soberana de países periféricos.
El BCE insiste en que las perspectivas de inflación implícitas en los mercados de capitales se mantienen relativamente estables (en torno al 1,8%) y parece confortable con la rentabilidad actual de los bonos (El bund a 10 años cotiza en torno a -0,10%).
Draghi admite que en el Consejo de Gobierno del BCE no ha debatido la posibilidad de ampliar el plazo del programa de compra de activos aunque recuerda la política general de ampliarlo si fuese necesario para conseguir sus objetivos de inflación.
En relación a la evolución del sistema financiero, el BCE considera que es necesario tener paciencia ya que los tipos de interés seguirán bajos mucho tiempo por razones macro. En este sentido y a pesar de la presión en márgenes en el negocio típico de las entidades, el BCE recuerda los siguientes factores positivos:
(i) La implementación de los programas de financiación al sector (T-LTRO-II) y (ii) la mejora en los indicadores de riesgo (morosidad) que facilitan el saneamiento de los balances bancarios.
Cabe destacar que al contrario de lo sucedido en anteriores comparecencias, el BCE apenas ha hecho mención al "Brexit".
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