El fenómeno de las viviendas de alquiler turístico (gráficos)


30.07.2015

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España ha recibido en los cinco primeros meses del año 22,5 millones de turistas internacionales, un 5,1% más que en el mismo mes del año anterior, según el último informe disponible de Frontur. De éstos, el 66% se alojó en hoteles y el resto, en otro tipo de alojamientos. Dentro de este ‘otros’, la vivienda alquilada representa solo el 9,3% pero registra un crecimiento interanual del 20,5%, frente al 3,3% que crecen las estancias hoteleras.

El fenómeno del alquiler turístico de viviendas no es nuevo, más bien es un viejo actor en los destinos del litoral. Sin embargo, la aparición de plataformas online, tipo Airbnb, ha hecho que este fenómeno tome nuevas dimensiones que están alternado el estatus quo. De un tiempo a esta parte, el debate ha ganado en intensidad, ocupa con creciente asiduidad las portadas de los medios nacionales e internacionales y muchas a veces ha rayado el blanco y negro, donde unos son buenos y otros malos. Para unos, el lobby hotelero intenta frenar como sea una competencia creciente que les está comiendo terreno. Para otros, presentar este negocio como modelo de economía colaborativa es una farsa que mueve millones de euros.

Un reciente estudio elaborado por Exceltur y EY cifra en 278.769 las propiedades que ofrecen las principales plataformas P2P de servicios de alojamiento turístico en viviendas de alquiler y “lo hacen con cargo a una contraprestación económica. Esta situación contrasta con la escasa presencia en España de plataformas especializadas en el intercambio de viviendas, que responden a los principios de la economía basada en compartir capacidades ociosas”, señala el informe presentado por el lobby de las grandes empresas turísticas. En este ámbito, las plataformas más importantes en intercambio de viviendas entre particulares (HomeForHome, IntercambioCasas, KNOK y MyTwinPlace) sin una contraprestación económica a cambio en concepto de alquiler, albergaban en España una oferta de 23.385 propiedades, lo que supone tan sólo un 7% del total del mercado del alojamiento turístico residencial comercializado online.

Según el trabajo de campo de este estudio, al menos el 44% de las propiedades son gestionadas por agencias inmobiliarias o por propietarios que disponen de más de una propiedad. Y aproximadamente un 56% de los arrendadores que anuncian sus alojamientos en las plataformas P2P son particulares.

Una oferta creciente: durante la última década, tanto el número de turistas usuarios de viviendas de alquiler, como su cuota de mercado respecto al resto de fórmulas alojativas de pago se han mantenido en valores similares a los de 2004 (un 18,2% de los turistas eligió la vivienda turística en 2014 frente al 19,4% diez años antes, según los datos de Frontur). Sin embargo, la oferta de plazas en viviendas de alquiler turístico en España alcanza ya un nivel muy relevante. Según el informe de Exceltur, suma los 2,7 millones al cierre de 2014, más que todos los hoteles juntos en un país como España. “Se aprecia cómo estas plataformas P2P tienen una presencia creciente en el destino urbano, dónde este fenómeno es más novedoso”, añade el estudio.

Para unos, el gancho es el bajo precio por el que estas viviendas se alquilar, una ventaja competitiva derivada, dice Exceltur, de no tener que soportar los mismo costes regulatorios. Para otros, lo que hay detrás es una nueva forma de consumir turismo. Por no hablar que alquilar un piso entero no tiene nada que ver con alojarse en una habitación de hotel. Ambas satisfacen necesidades diferentes.

El impacto sobre el empleo: el sector hotelero defiende ser un motor de generación de puestos de trabajo y la supuesta picaresca para no declarar al fisco los ingresos obtenidos son las acusaciones más vertidas contra este modelo de alquiler vacacional entre particulares.

Por su parte, empresas como Airbnb han empezado a realizar sus propios informes de impacto socioeconómico en algunas de las ciudades en las que operan. Asi, la compañía estima que los ingresos de los anfitriones y los gastos que realizan los visitantes durante el día en Madrid ha generado un volumen de 323 millones de euros. Además,  propietarios y expertos, entre otras voces, se quejan de que las CCAA, que son las que tienen la competencia sobre Ley Arrendamientos Urbanos (LAU), están de facto frenando este modelo de negocio con una legislación imposible de cumplir.

Sin duda un tema que todavía dará mucho que hablar mientras que no haya una regulación más adecuada que favorezca la convivencia de todas las partes, las garantías de los consumidores y el desarrollo sostenible de las ciudades y los destinos.

 

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