Esta semana arrancamos con un impacto limitado por los atentados de París, pero no será cero. Al ser París el objetivo y a una cierta escala, afectará a la Confianza del Consumidor europeo, al turismo y, aunque en menor medida, a la asignación de activos: se favorecerán los activos refugio, aunque probablemente esta actitud tendrá corta vida debido a la presión del flujo de fondos de los bancos centrales (Banco Central Europeo sobre todo) y a la escasez de alternativas de inversión con retornos “decentes”.
En las últimas horas han repuntado el oro (1.097$/oz. vs 1.087$/oz.), el USD (1,073 vs 1,070)... y probablemente hoy lo harán los bonos soberanos europeos (Bund 0,55%). Toca de nuevo espera y tensión, algo que iba a ser así de todas maneras antes de los atentados en París, pero después de éstos aún más.
Esta semana no habrá referencias realmente capaces de mover el mercado y éste deberá digerir los atentados, así que nos espera una semana bajista, pero no preocupante. El impacto durante los primeros 2 días podría costarles a las bolsas europeas aproximadamente un -2%, pero enseguida se estabilizarán, incluso sin apoyos específicos en el frente macro a corto plazo.
Destacan mañana el ZEW alemán (tal vez mejorando un poco) y la Producción Industrial americana (que también podría mejorar algo), pero el Grado de Utilización de la Capacidad Productiva parece que viene plana (repetir en 77,5%) y este es un indicador estructural importante para las perspectivas sobre el empleo. No consigue subir hasta 80% y eso no es bueno. Aparte de algún que otro indicador de relevancia media/baja, sólo merece la pena mencionar la reunión del BoJ el jueves, pero parece improbable que vaya a aumentar estímulos.
Vivimos un “doble desacoplamiento” que genera más desorientación y erraticidad:
(i) Desacoplamiento de bancos centrales: La Fed quiere subir y el resto quieren dejar las cosas como están o incluso introducir más liquidez.
(ii) Desacoplamiento entre los precios de los activos, que siguen subiendo poco a poco (bolsas, pero también bonos), y la realidad de fondo de la economía (PIBs, BPAs…), que es algo menos sólida que en verano. Esto representa un riesgo no despreciable porque la presión de la liquidez aportada por los bancos centrales, más la generada por la incipiente recuperación económica y la falta de alternativas de inversión con retornos “decentes” imponen una velocidad a las bolsas que sólo puede derivar en ajustes periódicos y, aparentemente, inexplicables.
Por eso es probable que las bolsas empiecen a mostrar cierta fatiga hasta mediados de diciembre… cuando, ¡por fín!, sabremos si actúa la Fed, en qué medida y con qué perspectiva temporal (es decir, hasta dónde subirá los tipos y a qué ritmo). Hasta entonces, París forzará las bolsas a la baja y favorecerá el oro, USD y el petróleo… pero será un espejismo pasajero porque la presión del flujo de fondos es muy sólida y puede llegar a serlo más si el BCE aumenta estímulos, algo a lo que puede ser más sensible después de París. Creemos que los atentados no son razón suficiente para cambiar de estrategia... al menos por ahora.
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