Un debate que se está solapando al de la globalización es el de la robotización.
A raíz de las declaraciones y mensajes del Presidente Trump sobre la conveniencia de que las empresas norteamericanas inviertan en su país y creen puestos de trabajo, el debate sobre la robotización se hace más pertinente.
Precisamente la presión de Trump se ha focalizado en una de las industrias más robotizadas, la automovilística, lo que nos lleva a pensar en si la inversión en nuevas plantas creará puestos de trabajo de manera significativa o simplemente es un mero acto propagandístico carente de realidad sustancial.
Un informe publicado hace pocos días por el McKinsey Global Institute señala que "los recientes desarrollos en robótica, inteligencia artificial y aprendizaje automático nos han puesto en la cúspide de una nueva era de la automatización. Los robots y los ordenadores no sólo realizan una serie de actividades de trabajo físico rutinario mejores y más baratos que los seres humanos, sino que cada vez son más capaces de desarrollar actividades que incluyen capacidades cognitivas que antes se consideraban demasiado difíciles de automatizar con éxito".
El informe de McKinsey destaca que:
- La automatización no será tan rápida como podemos creer
- Hay sectores productivos más fáciles de robotizar que otros pero todos contienen tareas "robotizables"
- Un 5% de las actividades que realizan personas son totalmente automatizables
- La mitad de las actividades que hoy realizan personas podrán ser automatizadas en 2055. (Otros investigadores consideran que el 47% del trabajo en EE.UU. se puede automatizar de manera casi inmediata. La OCDE, sin embargo, afirma que entre sus países miembros esto solo es posible para el 9% de los trabajos).
Por supuesto las posibilidades de robotización son diferentes en cada país, pero, en general, son muy altas:
Fuente: Where machines could replace humans
Como se ve en la gráfica superior, España tiene un potencial de automatización de un 48% que representa 8,7 millones de empleos.
Los expertos más sensatos opinan que la automatización no solo se decidirá por lo que técnicamente sea factible sino que será necesario algún tipo de pacto social por medio, pero lo que nos dice la historia es que las consecuencias de los avances tecnológicos se pueden retrasar pero no impedir ya que aquel país que los aplica con mayor rapidez adquiere ventajas que los demás rápidamente emularán. La transmisión de los avances tecnológicos en el mundo actual es inmediata y en el caso de la robotización será más alta que la de anteriores revoluciones tecnológicas, y a medida que la robotización aumente la escasez de trabajo puede agudizarse.
Fuente: MCKensey Global Institute
Es difícil prever el resultado final de los efectos de la robotización pero sí será necesario un amplio debate social. Por ahora se puede decir que las opiniones están divididas entre los optimistas que opinan que la robotización creará otro tipo de trabajos más cualificados y vinculados al sector servicios y una sociedad con más posibilidades de ocio. Los pesimistas opinan que el desplazamiento de la mano de obra supondrá la creación de bolsas de paro estructural.
El debate pasa no tanto por el destino de la mano de obra desplazada por la globalización en los países avanzados, que se está convirtiendo en un debate del pasado, como el de cuál va a ser el destino de la mano de obra desplazada por la automatización.
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