Saltar a zona de contenidos
Expertos y conocimiento

Los fondos NextGen tienen nombre y apellidos: cuatro casos de éxito.

¿Llegan de verdad los fondos europeos a las empresas? ¿Cómo lo han conseguido?
Cómo acceden las empresas a los fondos next generation
Categoría
Expertos y conocimiento
Tipo de contenido
Actualidad
Escrito por
Redacción
Tiempo de lectura
10 minutos
Publicado
03 Oct 2023
En el foro “Energías renovables y fondos europeos: claves para aprovechar el momento”, organizado por Bankinter y el diario La Vanguardia en el Port de Tarragona, se escucharon 4 casos de éxito, pero también la experiencia de los expertos que han estado trabajando con las empresas beneficiarias de las convocatorias NextGen. Estas son sus conclusiones.

¿Dónde están los fondos?

Es la pregunta que circula en parte de la opinión pública. El foro sirvió para dar claridad y responder con datos y plazos a esa inquietud. Sin obviar los puntos de mejora y recogiendo el sentir de los sectores más preocupados por la lentitud en los procesos. Algunos de los comentarios más escuchados:

  • Hace dos años se generó la esperanza de que los fondos contribuirían a hacer avanzar el tejido empresarial español, tan castigado por la pandemia, pero la lentitud en la publicación de las convocatorias, en paralelo a los plazos tan cortos en ventanilla para presentar los proyectos, han causado desánimo en las empresas. Como si el dinero no aterrizara en proyectos concretos y hubiera circulado más en dirección al sector público.
¿Dónde están los fondos?

“Se generaron unas expectativas muy elevadas, y el tiempo transcurrido ha llevado a una cierta sensación de frustración en las empresas. Esto parecía que iba a ser el Plan Marshall y cuesta verlo.”

Emma Montserrat, Subdirectora General Adjunta y responsable de Fondos Europeos de Bankinter
  • El volumen de los fondos -180.000 millones de euros concedidos a España- y su ambición transformadora implicaban una lógica complejidad y las convocatorias han vivido una curva de aprendizaje. Nunca se había hecho algo parecido en la Unión Europea. Es el caso, por ejemplo, del PERTE del vehículo eléctrico, que se ha actualizado en una segunda fase: se han corregido los errores previos y se ha adaptado mejor a las necesidades de la industria española. “Hay que encontrar las fórmulas para hacérselo más fácil a las empresas en el acceso a los fondos”, subrayó Emma Montserrat, “y conocer mejor las realidades para que las convocatorias no queden desiertas, porque al final habría que devolverlos”.
  • ¿Qué va a pasar en 2023? Según los expertos que intervinieron en el foro, este año está siendo decisivo para el aterrizaje de las ayudas, como lo fue 2022, en que más de 280.000 empresas se vieron beneficiadas directamente. Se han multiplicado las convocatorias, queda una lista muy larga de líneas pendientes, con muchos fondos por asignar, y solo para los próximos meses se esperan proyectos de gran envergadura como los relacionados con la descarbonización y los valles del hidrógeno.

“Cerramos 2022 con más de 22.000 millones asignados a España y 4.600 a las Comunidades Autónomas. Esto supone en el tejido empresarial 13.000 millones de euros, con 280.000 empresas beneficiarias de los fondos.”

Gerard Brinquis, Strategy & Grants Director de NextGen en FI Group
  • Uno de los efectos a largo plazo de los fondos es que ha obligado a empresas competidoras a crear alianzas, a unir en proyectos a compañías de distinto tamaño y a poner a trabajar en común a toda la cadena de valor en numerosos sectores. En particular, a través de un instrumento tan innovador como los PERTE. Los consorcios se han consolidado como una receta que trascenderá el marco temporal de los NextGen pues conecta con el nuevo modelo de economía colaborativa. “Esta fórmula de los consorcios ayuda a extender los efectos de la ayuda a todo el ecosistema”, señaló Emma Montserrat.
¿Por qué están funcionando los consorcios?

¿Por qué están funcionando los consorcios?

  • A la Administración les gusta. Los ven como la fórmula ideal para que las empresas cooperen. Implica a empresas grandes, medianas, pequeñas y startups, en colaboración además con universidades y otras entidades de investigación. Son alianzas transformadoras que aportan un plus adicional en el proceso de selección para recibir las ayudas.
  • Han fijado bien el modelo de gobernanza. Es crucial identificar roles y responsabilidades: desde quién se queda con la propiedad intelectual e industrial a quién explotará los resultados y quién coordinará el consorcio. Todo se analiza y se discute en un proceso que, como señala FI Group, es sumamente enriquecedor. En particular, “las reuniones de seguimiento, donde se ve cómo avanza el proyecto, cómo vamos todos a una para sacarlo adelante”, recordó Gerard Brinquis, de FI Group.
  • Son un cambio cultural. Como hemos visto, son proyectos muy enriquecedores. Por ejemplo, las grandes aprovechan la innovación que aportan las startups y las pequeñas se benefician de tecnologías que, sin esa alianza, tardarían años en alcanzar. Las empresas descubren en qué son mejores, cómo tienen que apalancarse o con quién pueden colaborar. “Estamos viendo que las empresas están dispuestas a cooperar y compartir. Hace 5 años abrirse en canal era más difícil según qué tecnologías”, señaló Gerard Brinquis.
  • Se cuidan las metodologías de seguimiento. La vida del consorcio puede prolongarse durante años y la situación va cambiando mes a mes durante todo el proceso. Los proyectos, por ello, tienen que someterse a una continua monitorización. A la metodología de los fondos no le chirría que haya cambios en el proyecto mientras haya planes de contingencia y se evalúen los riesgos, porque los hay y los habrá.

“Los consorcios ayudan a las empresas a acelerar su crecimiento. ¿Es complejo? Es complejo. ¿Es un reto? Al 100%. ¿Es viable? Lo estamos viendo.”

Gerard Brinquis, Strategy & Grants Director de NextGen en FI Group

Cuatro empresas que ya recibieron los fondos

El protagonismo en el Port de Tarragona lo tuvieron 4 empresas de sectores diversos: tecnología energética, hidrógeno verde, microprocesadores y agroalimentación. Nos planteamos también 4 de las preguntas más comunes que se formulan las empresas, a la vista de la experiencia de estos años con los NextGen, y esta es el testimonio de las compañías españolas a la hora de abordar la llegada de los fondos:

“Me concedieron la subvención, pero ha pasado un año y no me ingresan los fondos. ¿Cómo acometo las inversiones y cumplo los plazos?”

Es una de las mayores inquietudes de las empresas: la lentitud en la tramitación de las líneas de ayuda y la incertidumbre ante el cobro de las subvenciones. Es también el motivo que llevó a Bankinter a asociarse con FI Group y crear unas líneas de financiación específicas para los fondos NextGenerationEU.

Y es el caso de L. Pernia. Esta empresa agroalimentaria necesitaba una instalación fotovoltaica que abasteciera de energía su intensivo proceso de deshidratado del bagazo y otros derivados de la industria agroalimentaria. Son cerca de 300 toneladas diarias que se convierten en pienso para la ganadería. El coste del proyecto era de 8 millones. Consiguieron una subvención de 4 millones, pero el dinero, aun con la planta ya operativa, no ha llegado hoy a tesorería.

“Hicimos lo más difícil: conseguirlo. Pero luego el reto ha sido saber cuándo nos dan el dinero. No nos ha llegado y para eso está Bankinter, que nos ayudó a anticipar esos fondos”, explicó en el foro Alfonso Pérez Carballo, Director General de L. Pernia.

Gracias a ese alivio financiero, la compañía ha multiplicado por 4 su facturación y puede acometer incluso la construcción de una nueva planta. “Los fondos nos han permitido un 2x1. Íbamos a hacer ese proyecto (de fotovoltaica) sí o sí, y con el dinero que nos han dado podemos plantearnos montar otra fábrica”, anunció el directivo.

¿Cómo acometo las inversiones y cumplo los plazos?

“Tengo la idea y necesito hacer la inversión, pero el proceso de solicitud, la memoria técnica y el seguimiento posterior me frenan. No tengo el músculo de una grande”

En Balantia, empresa de eficiencia energética con un perfil muy digital, ya sabían lo que era optar a financiación europea desde 2018, en que empezaron a trabajar con FI Group.

Porque si algo está claro en materia de fondos públicos europeos es que nunca está de más ir al lado de especialistas. Tan importante es la elección de la inversión como la preparación de la memoria y el seguimiento posterior, como enfatizó Gerard Brinquis en la sesión. No es ir a una ventanilla y pedir una subvención. Es un proceso que durará años.

Francisco Cordero, director de innovación y transformación de Balantia, expuso en Tarragona los proyectos con los que han optado a los NextGen y que están relacionados con la aplicación de la IA al nuevo modelo energético. Sus soluciones digitales se dirigen tanto a particulares como a empresas.

Entre los fondos a los que han accedido destacan los 1,5 millones de euros de las convocatorias Misiones IA del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) con cargo a los fondos europeos. Los fondos ya riegan su proyecto IA4TES, desarrollado por un consorcio en donde también están centros de investigación y universidades, y el programa FLEXNER, en el que participan también otras empresas de distinto tamaño que se complementan.

“El fin es dotar de IA al sistema eléctrico actual con el nuevo paradigma de renovable, tanto centralizado como distribuido, con un consumidor exigente. Investigamos en soluciones basadas en IA y luego su aplicación en la generación, en redes y en consumo”, señaló el responsable de innovación de Balantia.

“Los fondos quieren transformar mi sector, pero no tengo claro si habrá mercado y el cliente acompañará esa revolución”

Durante la jornada se habló mucho sobre el hidrógeno verde. No en vano el Port de Tarragona es el centro del futuro Valle del Hidrógeno de Cataluña. En Barcelona, el consorcio Hydrogenezing BCN planea construir una planta de producción, almacenaje y distribución de este nuevo vector energético. La inversión es de 50 millones de euros, y la subvención europea concedida es de 12,8 millones.

En este caso, los impulsores del proyecto se plantearon que solo era viable si involucraban a toda la cadena de valor. Desde la producción al consumidor final. La clave está en comprobar si se dan las circunstancias para una transformación real hacia la economía del hidrógeno.

“Es obvio que el consumidor final no va a contemplar una transformación de sus flotas a eléctricos con hidrógeno si no hay una oferta garantizada de ese tipo de productos. ¿Pero quién va a hacer inversiones millonarias, como la primera planta nuestra, 50 millones de euros, si no hay garantías de consumo?”, se preguntó el promotor, Jeffrey Dost.

Cuando la planta esté operativa, en 2026, el mercado estará maduro para suministrar ese hidrógeno. Por eso el proyecto, de la mano de la gasista Redexis y empresas como Técnicas Reunidas, no ha estado solo, sino que ha trabajado en colaboración con el sistema metropolitano de transporte y el Port de Barcelona y con las distintas administraciones implicadas. En total, una veintena de miembros de un consorcio donde hay firmas de Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca y Alemania.

Los fondos quieren transformar mi sector

“¿Hacer en España microchips? ¿Fabricar baterías? Se tardarán décadas, ningún país puede competir partiendo de cero frente a los gigantes asiáticos”

Los PERTE del vehículo eléctrico, la energía renovable o los microchips alimentan el sueño europeo de una independencia industrial y energética. La ambición se centra en las tecnologías más a la vanguardia: Inteligencia Artificial, semiconductores y baterías para abastecer a toda la industria y en particular los nuevos modelos de movilidad y autoconsumo energético. ¿Estamos preparados en España para dar ese salto?

Marc Fernández, gerente de Openchip, podía haber pensado que era inviable montar una “foundry” (fábrica de microchips) en España como las que operan en Taiwán, Corea o China y que requerirían 20.000 millones de euros. Y lo pensó. Por eso su propuesta, que nació en 2020, se remite a una tecnología muy concreta: “Competir centrándonos en una parte del chip: las funciones de aceleración. Los aceleradores se usan cada vez más en IA, que exige velocidades de respuesta cada vez mayores”, explicó en la jornada del Port de Tarragona.

Para ello, Openchip buscó como compañeros de viaje a la empresa de ingeniería y software GTD y a la entidad pública Barcelona Supercomputer Center (BSC). Estos socios, así como la UE, que aprobó el proyecto barcelonés junto a propuestas de 14 países dentro de su política de incentivos al chip europeo, saben que es un plan a largo plazo.

“Nuestro proyecto es a 10 años. Fabricaremos los primeros cuatro chips en esos 10 años. Dirigidos en su primera parte al high performing computing, a las necesidades extremas de computación”. Su primer cliente será la supercomputadora de BSC, que necesita este tipo de microprocesadores. Todo eso costará 500 millones de euros. Y los NextGen aportan 138.

El proyecto paneuropeo activó la participación de 56 empresas e inyectó 8.100 millones de euros. Esa inversión, en España, se canaliza a través de instrumentos como el PERTE Chip. “Si tienes un sueño, debes ir a por él. Nuestro sueño era conseguir un chip de altísimas prestaciones y no es nada fácil, pero tenemos la suerte de contar con socios que sí creen en el proyecto. Puede quedar para siguientes generaciones”, auguró Marc Fernández.