Es conocido que las pymes constituyen el grueso del tejido empresarial español. Según el INE, ocho de cada diez empresas tiene dos o menos asalariados en nómina y según el informe "Retrato de la Pyme 2014" del Ministerio de Industria, Energía y Turismo otros estudios, el 95,7% de las empresas cuenta hoy con menos de 9 empleados. Que las pymes sean el corazón de la economía de un país es lo normal, el problema llega cuando el tamaño de esas pymes es tan pequeño que no tienen músculo para salir fuera y sortear la dependencia geográfica en la que viven.
Con estas cifras, se entiende que desde el Gobierno se haga hincapié en que resulta fundamental concienciar a las empresas, por un lado, sobre la importancia de la internacionalización, y, por otro, sobre la necesidad de incrementar su tamaño para poder competir en el exterior. “Existen instrumentos eficaces para que las empresas ganen tamaño, como pueden ser los consorcios o las plataformas de exportación”, ha señalado en numerosas ocasiones el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz,.
Si miramos qué pasa fuera, en nuestros países vecinos, vemos que en Alemania, por ejemplo, el 95% de las empresas es familiar y el 99% tiene menos de quinientos empleados. Son las llamadas mittelstand, un potente tejido de pymes que constituye la piedra angular de la economía teutona. Pero a diferencia de aquí, en Alemania el amplio espectro de compañías medianas, entre 10 y 250 trabajadores, es lo que realmente hace a la economía tan especial.
“Son la fuente de lo que llamamos campeones desconocidos, empresas que son líderes globales en nichos de mercados muy especializados. Hay identificados unos 1.300 campeones con este perfil en todo el país”, explica Marc Evers, director de Política para Pymes y consultor de Startups y de Transmisión de Negocios de la DIHK, la Cámara Industrial de Comercio alemana.
Hablamos de nombres como Christian Bollin Armaturenfabrik, cuyas válvulas y calibradores se encuentran en máquinas industriales de medio mundo, o Faber-Castell, uno de los mayores fabricantes de lápices, bolígrafos y material de oficina. Empresas todas muy dinámicas y exportadoras. La mayoría especializadas en los sectores de la ingeniería eléctrica e industrial, que venden, sobre todo, a sus vecinos de Europa.
Riesgos y oportunidades
Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas, secunda la necesidad de que se produzca un cambio cultural en el tejido empresarial español que favorezca la creación de empresas de mayor dimensión, pero advierte de que se debe prestar atención a los posibles obstáculos o aumento de obligaciones derivados del “efecto salto” que se pueden introducir en la regulación. En Alemania, por ejemplo, el ministerio de Asuntos Económicos y Energía, trabaja en una serie de políticas para garantizar que estas empresas sigan siendo fuertes como el programa central de Innovación para pymes, facilitando la financiación, reduciendo las trabas burocráticas y ampliando la apertura a nuevos mercados…
Replicar un modelo no es fácil y las soluciones a la disyuntiva, tampoco. Pero en este blog de el diario El País, algunos reputados economistas como Rafael Myro, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, sugieren algunas recetas: “La mejor política dirigida a favorecer el tamaño empresarial no es directa, sino indirecta, a través de la educación, mercados de capitales más extensos, mayores incentivos fiscales a las fusiones o fomento del capital riesgo”.
Comparativa de empresas por tamaño y países en EU: fijarse en el rango médium size para ver la posición de Alemania, la segunda mejor tras Eslovaquia:
Informe relacionado de interés:
Retrato de la Pyme 2014. Fuente: Ministerio de Industria, Energía y Turismo
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