A lo largo del año 2017 hemos oído hablar de ciberataques que han supuesto el robo de datos confidenciales, la pérdida de datos almacenados o el pago de un rescate (como ocurrió con el famoso ransomware Wannacry que afectó a muchas empresas y sectores). Muchos de estos ciberataques, están basados en el uso de malware.
El término malware (malicious software en inglés), es un tipo de software cuyo principal fin es comprometer la seguridad de nuestros sistemas. Entre sus objetivos se encuentran el robo de datos confidenciales (contraseñas, números de cuentas bancarias, …), robo de identidad, daño a los sistemas (infecciones o borrado de archivos críticos, lentitud, …) o incluso la extorsión.
Asimismo, dentro de este término, en función de su peligrosidad y objetivo, existen diferentes clasificaciones más específicas como son los virus, gusanos, troyanos, spyware y ransomware, entre otros.
En los últimos años se han producido cambios importantes en el ámbito del desarrollo de malware, creándose una verdadera industria del cibercrimen que venden en páginas web públicas, paquetes especiales de distribución de malware. Los atacantes están constantemente innovando, desarrollando nuevos ataques cada vez más sofisticados.
¿Por qué vías puede acceder el malware a nuestros dispositivos?
Las principales vías son Internet y el correo electrónico, a través de:
- Descargas de archivos/programas infectados en sitios web.
- Acceso a enlaces de correos electrónicos con origen desconocido o sospechoso.
- Visitas a sitios web comprometidos.
- Acceso a publicidad infectada en páginas web.
Asimismo, no debemos olvidar que el uso de dispositivos externos, como los USBs, de los que desconocemos su origen, también puede llegar a infectar nuestros equipos.
¿Cómo sabemos si estamos infectados?
Algunos de los motivos por los que podemos sospechar que nuestros dispositivos están infectados son los siguientes:
- Las alertas de los programas de antivirus que podamos tener instalados en nuestros dispositivos.
- El funcionamiento lento de tu dispositivo.
- La aparición continua de ventanas emergentes.
- La recepción de forma masiva de Spam.
- Los bloqueos frecuentes.
- Cualquier otro motivo que nos haga sospechar.
¿Qué podemos hacer para reducir el riesgo de ser infectados?
Lo más importante es adoptar un comportamiento seguro y precavido, por ello, a continuación, se recogen una serie de recomendaciones a tener en cuenta para reducir las posibilidades de ser infectados:
- Evita descargar e instalar programas desconocidos.
- No pulsar en enlaces que provienen de correos/SMS desconocidos o sospechosos para acceder a servicios bancarios, consulta de facturas, acceso a paquetes de correos, etc.
- Mantén protegido tu dispositivo con una solución de antivirus.
- Mantén actualizado el sistema operativo y todos los programas instalados en tus dispositivos.
- No utilices dispositivos externos como USBs cuyo origen desconozcas.
- Navega por sitios fiables y conocidos.
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