Desde que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, decretó la aplicación de aranceles a las importaciones de acero y aluminio las hostilidades entre su país y los afectados no han hecho más que aumentar hasta llegar a inundar los medios de comunicación con el término “guerra comercial”.
Si te pierdes dentro de toda esta batalla, aquí te ofrecemos un resumen de lo que ha ocurrido:
Tras la aplicación de aranceles de EEUU, el Gobierno chino acusó al norteamericano de "acoso" y consideró sus medidas como "la mayor guerra comercial de la historia económica", alegando que "la parte china prometió no realizar el primer disparo, pero para defender los intereses del país y los del pueblo nos hemos visto forzados a contraatacar".
Siguiendo esta lógica se podría hablar de tres frentes en los que las escaramuzas, que ya empiezan a ser verdaderas batallas, están teniendo diferentes desarrollos: frente chino, europeo, mejicano-canadiense.
Guerra comercial EEUU y China
El frente chino se puede considerar el más importante y el más agresivo.
La semana pasada, Trump aplicó aranceles a productos chinos por un valor de 34.000 millones de dólares y el Gobierno chino respondió con una ofensiva simétrica e inmediata. Los objetivos de ambas partes fueron estratégicos.
Estados Unidos buscó sobre todo dañar el avance tecnológico de China imponiendo aranceles a 818 productos cuidadosamente seleccionados entre los que destacan los aeroespaciales, de la información y la comunicación, robótica, maquinaria y automoción.
La respuesta de China afectó sobre todo a productos agroalimentarios entre los que están la soja, el cerdo y el whisky. Con ello se daña una industria muy sensible radicada en Estados Unidos y que son bastiones electorales de Trump.
Siguiendo el principio de acción-reacción, ayer se anunció que Trump ha ordenado que se estudie fijar aranceles del 10% sobre productos chinos por un valor de 200.000 millones de dólares.
¿Cómo responderá el Gobierno chino?
La pregunta ahora es: ¿Cómo responderá el Gobierno chino? El problema que tiene es que no puede imponer aranceles a productos norteamericanos por una cifra similar ya que solo los importa por un valor de unos 115.000 millones de dólares.
Las opciones de represalia que tienen los chinos recaen sobre el negocio de las empresas norteamericanas que comercian en China, a las que puede boicotear. Sin embargo, tiene otras opciones que van desde el turismo a la deuda norteamericana que posee.
La situación para China puede llegar a ser muy grave ya que el crecimiento económico es la única legitimidad que tiene su Gobierno. Si el crecimiento falla se pueden producir conflictos sociales en China y por esto, el economista chino Yu Yongding afirma que "la guerra comercial de Trump no logrará obligar a China a abandonar su aspiración de ponerse a la altura de las economías avanzadas. China está dispuesta a librar una guerra de desgaste. Desafortunadamente, ambas partes -así como el resto del mundo- incurrirán en grandes pérdidas en el proceso".
La preocupación no está solo en China
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, que agrupa a más de tres millones de empresas entre las que están las grandes, estima que si la escalada continua se podría llegar a imponer aranceles a productos por un valor de 450.000 millones de dólares por cada una de las partes (incluyendo a Europa, a Méjico y Canadá). Se trata de una perspectiva que no gusta a los empresarios norteamericanos, que tratan de evitar que la situación se desborde.
Pero si la situación no se ha desbordado ya, otros acontecimientos pueden logarlo.
Guerra comercial: EEUU y Europa
En el frente europeo la próxima gran batalla se librará en el campo del automóvil. El gobierno norteamericano pretende imponerles aranceles del 25%.
Si esto ocurre, la Unión Europea (UE) ha advertido que su economía americana correrá riesgos graves ya que puede ver entorpecidas sus exportaciones por un valor de 253.000 millones de euros, una cifra similar a la que los americanos se gastan en comprar coches extranjeros en un año, ya que los países afectados por los aranceles norteamericanos tomarían medidas de represalia.
Como Europa exporta automóviles a Estados Unidos por valor de 50.000 millones de euros, su contraofensiva afectaría a productos norteamericanos por un valor similar.
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