El trienio verde de los fondos europeos: tres PERTE para la transición energética.

Emma Montserrat: Daniel, vamos a empezar hablando del PERTE de Energías Renovables, Hidrógeno verde y Almacenamiento, conocido como ERHA. Ha sido uno de los proyectos que más ayudas ha repartido y seguramente de forma más transversal. ¿Cuántas líneas están aún abiertas y qué convocatorias se esperan para 2024?

Daniel Ramos: la verdad es que el PERTE ERHA tiene una configuración distinta a otros PERTE. Está formada por un grupo de convocatorias que se reparten en distintas fases de madurez de la tecnología: desde I+D al desarrollo tecnológico y la implantación de los proyectos de inversión. Durante los últimos años se han abierto distintas convocatorias, algunas muy exitosas, porque se han agotado los fondos y han tenido una gran acogida en el tejido industrial.

A día de hoy tenemos algunas de 2023 pendientes de resolución, como la cadena de valor de hidrógeno renovable o los nuevos modelos de negocio de la transición energética, otras que se mantienen abiertas desde hace años y están dirigidas al usuario final, como autoconsumo o renovables térmicas, y luego las que se esperan para 2024, más enfocadas en inversión y desarrollo de proyectos importantes.

Dentro de esas convocatorias esperamos una de la que llevamos mucho tiempo hablando, la de los grandes Valles de Hidrógeno renovable. Una cuantía importante de los 1.600 M€ de la Adenda irán destinados a esta convocatoria. Intenta desarrollar grandes hubs de consumo, producción y stakeholders generales donde el hidrógeno jugará un papel determinante en la descarbonización de grandes zonas industriales, en el transporte pesado y en la administración pública.

Tenemos por otro lado convocatorias destinadas a tecnologías novedosas, como las convocatorias de nuevo modelo de negocio de transición energética, donde se intenta mejorar las tecnologías que ya tenemos implantadas, o las de almacenamiento stand alone, en particular en los nudos de transición justa (afectados por los cierres de centrales térmicas o nucleares).

Emma Montserrat: el PERTE de Economía Circular recibe este año 600 millones adicionales y está muy focalizado en la industria del plástico, textil y bienes de equipo para energías renovables. ¿Cómo se pueden beneficiar las empresas de estos sectores? ¿Cuáles es el estado actual de esas convocatorias?

Daniel Ramos: en el PERTE de Economía Circular ya tuvimos una primera convocatoria. Tiene la particularidad de que está dividido en esos tres sectores prioritarios, pero también hay una línea más transversal, que ya se ejecutó y donde pudieron entrar proyectos de sectores no prioritarios. Y ahora esperamos que se abran ya las nuevas convocatorias, tras las consultas públicas de los últimos meses.

¿Qué proyectos puede financiar este PERTE de Economía Circular? Tenemos varias tipologías, pero van muy alineados con los objetivos del Green Deal y de la descarbonización general de la industria. Podremos entrar con proyectos de ecodiseño, en una fase ya de más I+D, o sustitución de materias primas más contaminantes por otras que sean más sostenibles, e incluso recuperadas y recicladas, y proyectos también de simbiosis industrial, donde se puedan utilizar los desechos de una industria, por ejemplo, como materias primas de otra.

Siempre dentro de las líneas generales de estos proyectos, intentaremos colaborar para fomentar la descarbonización de la industria dentro de la economía circular. Es uno de los grandes proyectos a nivel país, porque al igual que el ERHA fomenta la independencia energética. También tenemos una crisis de materiales, y la economía circular nos permite ser más independientes en esos materiales críticos para la transición energética.

Emma Montserrat: hablando de descarbonización industrial, hay un PERTE específico para el sector manufacturero, donde es mucho más costosa y complicada la transición energética. ¿Cómo se va a desarrollar en 2024?

Daniel Ramos: la primera convocatoria se abrió el pasado 24 de enero. Es una de las grandes oportunidades y que más tiempo se llevaban esperando por la industria pesada. Pueden ser proyectos muy importantes para sectores como el cemento, el acero, el papel, etc. que necesiten ahorrar emisiones equivalentes a 3.000 toneladas de CO2. Esto hace que sean proyectos de gran envergadura.

Esta primera línea del PERTE -y se espera una segunda- está dotado con 1.000 millones, 500 en subvención a fondo perdido y 500 en préstamo. De momento está abierta y ya ha habido una gran afluencia de proyectos. Tiene la particularidad de que es de concurrencia simple.

Estas industrias trabajan en grandes proyectos con grandes inversiones y objetivos muy concretos donde otras ayudas anteriores se podían quedar un poco pequeñas. Cada vez es más importante esa descarbonización industrial y reducir la huella de carbono. Para las empresas esa estrategia incide en su comercio de emisiones y en la información que tienen que dar a sus stakeholders.

Emma Montserrat: ¿cuáles son las claves para tener éxito en las convocatorias de estos tres PERTE? Llevamos tres años de experiencia y la verdad es que en FI Group en muchas de esas convocatorias habéis tenido un 100% de éxito.

Daniel Ramos: hay algo bastante obvio y es que siempre tratamos de anticiparnos. Nos va a dar más tiempo y los proyectos tendrán más posibilidades de éxito. Las empresas también tienen que buscar proyectos que sean maduros. Cada vez es más importante esa madurez y se evalúa. Hay criterios de evaluación específicos que hacen referencia a la madurez tecnológica, a la madurez del modelo financiero del proyecto y a la madurez del consorcio que se pueda formar para su desarrollo. Por ejemplo, en Pioneros de Hidrógeno renovable nos piden esos memorandos de entendimiento para la compraventa de hidrógeno y electricidad. Todo esto necesita unos tiempos. Y hay que unir todos los factores para tener un proyecto ganador.

Emma Montserrat: nos has explicado qué va a pasar en 2024, pero la mayoría de estos proyectos son muy complejos en su desarrollo y van a extender su ejecución en los próximos tres años. ¿Qué oportunidades va a haber en el medio plazo o esta es la última gran oportunidad?

Daniel Ramos: es verdad que siempre jugamos en los fondos estructurales, en este caso los Next Generation, con la regla del N+3. Si tenemos una fecha de finalización de las convocatorias para 2023, dispondríamos de tres años más para la ejecución de los fondos. Aquí depende de las distintas convocatorias, las hay que permiten 12 meses para la ejecución de proyectos, otras 24 o incluso de 36 meses. Y hemos de jugar con los tiempos de resolución de las convocatorias.

Durante ese tiempo, las empresas pueden disponer de otras herramientas de financiación. Tenemos convocatorias que están permanentemente abiertas, por ejemplo, o donde la adenda ha permitido que se desarrollen más en el tiempo. Se ha dotado de más dinero aún el autoconsumo y las renovables térmicas, pero también es verdad que tenemos sin tocar los fondos estructurales, como los FEDER o FEADER (fondos europeos de desarrollo rural). Antes eran las estructuras habituales y con los NextGen han quedado un poco apartadas.

Esperamos en ese sentido nuevas convocatorias y herramientas. Por ejemplo, acaba de llegar una publicación reciente de la Comisión Europea que autorizaba para España 1.100 millones de euros para el desarrollo de productos de la transición energética, como la fabricación de electrolizadores, bombas de calor, palas de aerogeneradores o paneles fotovoltaicos.