Saltar a zona de contenidos
Estrategia e innovación

Las finanzas verdes y el futuro de los sectores empresariales.

Los bancos centrales y los reguladores ya reconocen el impacto del cambio climático en la economía, y está instando también al sector financiero a incorporar los riesgos medioambientales a su gestión integral.
Las finanzas verdes y el futuro de los sectores empresariales
Categoría
Estrategia e innovación
Tipo de contenido
Actualidad
Escrito por
Redacción
Tiempo de lectura
11 minutos
Publicado
22 Jun 2021
El motivo de fondo es el gran efecto que tiene el cambio climático y otros efectos ambientales, sobre el valor de los activos y la continuidad de determinados negocios. Los riesgos ya no son sólo ambientales: son financieros y acaban impactando de manera sistémica en el crédito, los seguros, el mercado y en riesgos operativos.

Por tanto, el cambio de paradigma en la banca con la financiación verde ya es una realidad y una necesidad, y en Europa empieza a haber una convergencia real entre las políticas económicas y el sector financiero. Hay un claro compromiso de todos los gobiernos mundiales, que están alineados frente al riesgo climático y en que el sector financiero y de seguros tiene que prever el impacto del cambio climático en la economía. Además, todos los bancos centrales están trabajando en análisis de riesgos climáticos y están previstos los test de estrés ambientales del Banco Central Europeo para el próximo año. Y a todo ello, se le une la respuesta del capital privado, que está aumentando sin cesar las inversiones con criterios ambientales y sociales.

Todo el programa europeo de recuperación, Next Generation, tiene una consideración sostenible. La evaluación de sostenibilidad va a estar en todos los proyectos que se financien.
Las finanzas verdes y el futuro de los sectores empresariales

Los 3 grandes objetivos en el Plan de Finanzas Sostenibles de la UE:

1. Reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles.

Y para ello ha promovido una clasificación a nivel UE de todas las actividades económicas en actividades sostenibles (verdes) y actividades no sostenibles (marrones) en función de si aportan a una futura descarbonización de la economía o no. Esta taxonomía busca facilitar la valoración y orientación de los inversores para decidir sus inversiones.

2. Integrar la sostenibilidad en la gestión de riesgos.

Integrar la sostenibilidad en los estudios de mercado y en los ratings. Clarificar las obligaciones de los inversores institucionales y los gestores de activos. E incorporar la sostenibilidad a los requisitos prudenciales.

3. Fomentar la transparencia y el largoplacismo.

Reforzar la divulgación de información sobre sostenibilidad y la elaboración de normas contables. Fomentar un gobierno corporativo sostenible y reducir el cortoplacismo en los mercados de capitales.

Nuevas responsabilidades de directivos y consejeros

Las empresas deben tomar sus decisiones estratégicas no sólo en términos financieros sino también en términos de impacto medioambiental, social y humano. Los directivos deben lograr que las empresas se centren en la creación de valor sostenible a largo plazo en lugar de en la creación de valor financiero a corto plazo, considerando los riesgos de sostenibilidad.

Y habrá bases legales que exijan que las empresas se responsabilicen de los impactos adversos que su actividad global pueda generar sobre los derechos humanos y el medioambiente, tanto en sus operaciones directas como en su cadena de valor.

Nuevas responsabilidades de directivos y consejeros

Financiación verde: marco de bonos sostenibles

El mercado de bonos sostenibles se ha expandido desde 2017 y ahora tiene un volumen de 1.000 billones de euros y el 64% son emitidos por países europeos, el 56% son bonos emitidos en euros y el 67% son bonos verdes.

Existen 4 tipos de productos :

1. Bonos Verdes

Sus ingresos se destinan exclusivamente a financiar proyectos totalmente medioambientales. Inicialmente considerados como una herramienta de marketing, los bonos verdes se han convertido en el tipo de bono sostenible más prevalente y el más antiguo.

3. Bonos Sociales

Sus ingresos se destinan exclusivamente a financiar proyectos que buscan desencadenar un resultado social positivo. El año pasado, con la crisis del COVID han experimentado un gran impulso, sobre todo en Europa. Han alcanzado el umbral de los 130.000 millones de €, 1/3 del total de bonos sostenibles en 2020.

2. Bonos de Sostenibilidad

Financian proyectos ambientales y sociales. Mezclan los anteriores 2 tipos.

4. Bonos vinculados a la Sostenibilidad

No están sujetos a un proyecto concreto ambiental o social, sino que pueden ir a cualquier ámbito de la actividad siempre que acaben redundando en una mejora medioambiental o social. El primer bono vinculado a la sostenibilidad fue lanzado por el grupo italiano ENEL en 2019. Ascendieron a 2.000 millones de € en 2020.

Entre los bonos sostenibles y los convencionales no hay diferencias formales

Funcionan exactamente igual. Lo que los hace diferentes es el compromiso del emisor de dedicarlos a fines ambientales o sociales. Lo que cuenta es ese compromiso y su seguimiento para que un bono sea considerado sostenible.

Las desventajas de los bonos sostenibles frente a los tradicionales, son el coste adicional en tiempo para prepararlos (documentación), establecer criterios y umbrales para los proyectos, seleccionar y supervisarlos, pasar por un proceso de dictamen de segunda parte y supervisar la declinación de los ingresos y su impacto previsto durante la vigencia del bono.

Pero las ventajas son que comunican la ambición de sostenibilidad del emisor, financian su transición, diversifican su base de inversores y atraen nuevos inversores. También pueden ofrecer posibles ventajas de costes (reducción de costes de comercialización, marketing...). Y para el inversor hay ventajas de liquidez secundaria porque los bonos sostenibles son muy buscados en el mercado y se revenden más fácilmente que los tradicionales.

Una nueva taxonomía: verdes o marrones

La Taxonomía publicada por la UE se refiere a un reglamento de la Comisión Europea respecto a la integración de los factores, los riesgos y las preferencias de sostenibilidad en los requisitos de control y gobernanza de los productos aplicables.

Esto quiere decir que es una nueva clasificación de las actividades económicas que contribuyen a los objetivos medioambientales de la UE y este listado de activos permite a los inversores conocer de una manera mucho más objetiva si una actividad contribuye significativamente a los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea.

A día de hoy es la primera taxonomía aplicada en este ámbito en todo el mundo y va a influir en todas las futuras. También se prevé que perdure mucho en el tiempo. Esta taxonomía ha identificado 6 objetivos ambientales:

  • Mitigación del cambio climático.
  • Transición a una economía circular.
  • Sostenibilidad y protección de aguas y recursos marinos.
  • Adaptación al cambio climático.
  • Prevención y control de la contaminación.
  • Protección y restauración de la biodiversidad y ecosistemas.
Una nueva taxonomía: verdes o marrones
Para que una actividad económica esté alineada con la taxonomía tendrá que demostrar que cumple al menos uno de esos 6 objetivos ambientales. Entonces será una actividad (o inversión) verde. En caso contrario, que no cumpla ninguno de los 6 objetivos, será una actividad marrón.

Por poner un par de casos concretos y relevantes, las actividades de generación de energía que utilizan combustibles fósiles no se consideran dentro de esta taxonomía. Esto deja fuera al gas natural, a pesar de que es el mejor sustituto del carbón y reduce muchísimo sus emisiones.

Y respecto a la energía nuclear, que tiene una bajísima cota de emisiones de carbono, también ha sido excluida de la taxonomía por su riesgo y por los residuos que genera. Pero este caso sigue en debate a día de hoy.

Un nuevo escenario para las finanzas y seguros sostenibles

La taxonomía de la UE ahora mismo va en paralelo a la crisis del COVID y al plan Next Generation, para ayudar a los agentes financieros a identificar los riesgos y oportunidades de la inversión sostenible. Hay que tener en cuenta que el 30% de los bonos dentro del plan Next Generation, serán bonos verdes.

La taxonomía también es una respuesta a las acusaciones de "green washing" contra algunas grandes empresas que pretendían tapar con marketing "verde" actividades con evidente impacto negativo ambienta. En cambio, la nueva taxonomía implica que a partir de ahora el mercado de bonos va a ser mucho más transparente y riguroso, las empresas tendrán que exponer muy claramente sus objetivos ambientales y los productos financieros que pretendan ser sostenibles tendrán que especificar las inversiones concretas de los fondos y como se alinean con los objetivos de la Unión Europea.

Nueva clasificación

Esta nueva clasificación de las actividades económicas que contribuyen a los objetivos medioambientales de la UE y este listado de activos permite a los inversores conocer de una manera mucho más objetiva si una actividad contribuye significativamente a los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea.

Finalmente, la taxonomía no prohíbe la financiación de las actividades excluidas (gas natural, por ejemplo) pero sí que se haga a través de fondos verdes o sostenibles, lo que a largo plazo el coste de financiación para esos proyectos subirá y su liquidez bajará... por tanto el coste de este capital aumentará y quienes inviertan se enfrentarán a crecientes riesgos de reputación y regulatorios.

Información elaborada a partir de la Jornada de Finanzas Verdes para CFOS organizada por la Cámara Franco-Española de Comercio e Industria y por Bankinter, que contó con los siguientes ponentes:

  • Senén Ferreiro Páramo: Socio-Director de Valora Consultores. Presidente de la Comisión de Transformación Sostenible y Finanzas Verdes de la Cámara Franco-Española de Comercio e Industria.
  • Muriel Larrieu: Directora General Adjunta de Crédit Agricole en España. Vicepresidenta de la Comisión de Transformación Sostenible y Finanzas Verdes de la Cámara Franco-Española de Comercio e Industria.
  • Francoise Rameau: Director General de España y Portugal de Crédit Agricole.
  • Rafael Duarte González: Director de Relaciones Internacionales Bancarias de Bankinter.