Saltar a zona de contenidos
Estrategia e innovación

CFO y networking: la necesidad de crear una red profesional.

El Director Financiero siente la soledad del portero ante el penalti, como decía aquella popular novela de Peter Handke. La complejidad creciente de su función hace más necesario que nunca tejer una red profesional que le acompañe en su difícil misión.
Red profesional CFO
Categoría
Estrategia e innovación
Tipo de contenido
Actualidad
Escrito por
Redacción
Tiempo de lectura
10 minutos
Publicado
29 Nov 2022
El Director Financiero siente la soledad del portero ante el penalti, como decía aquella popular novela de Peter Handke. La complejidad creciente de su función y los desafíos a los que ha debido enfrentarse en los últimos años -pandemia, digitalización, crisis de suministro e inflación a niveles desconocidos- hacen más necesario que nunca tejer una red profesional que le acompañe en su difícil misión.
El networking, que en otros ámbitos se asocia a la búsqueda de negocio o de promoción laboral, es la oportunidad del CFO para salir del despacho. Encontrarse con colegas de profesión y directivos de otras áreas supone un enriquecimiento personal, pero también la posibilidad de conocer mejor el mercado, detectar tendencias y abrirse a nuevas ideas y formas de pensamiento.

A medida que aumenta la complejidad de la función del CFO surge la necesidad de formación y actualización, pero también de búsqueda de talento, ideas y un respiro al día a día.

Hemos estado más de dos años concentrados en los problemas que nos acechaban y toca airearse. El CFO no tiene nunca todas las respuestas y muchas veces las encuentra en la red que ha ido formando a lo largo de su carrera. Es el momento de plantearse: ¿Hemos cuidado y regado esta red? Si dudamos es que hay que ponerse manos a la obra.

Networking en tres pasos: visibilidad, autenticidad y conversión

Networking en tres pasos: visibilidad, autenticidad y conversión

Como nos advirtió Stendhal, la única forma de ser original es ser uno mismo. Muchas marcas se han apropiado de esa idea, demostrando que no son muy originales, pero sigue vigente y nos sirve para reforzar una regla de oro del networking. No hay que construir una personalidad ni representar un papel, sino de ser uno mismo y dotarse de una red en donde nos sintamos cómodos y reconocibles.

Iván Misner, una de las referencias mundiales en esta materia y creador de la red Business Network International (BNI), dice que el networking es un trabajo más que consiste en ser visible en tu entorno. Se trata de salir y hacer contactos.

“Se llama networking, no net-sitting ni net-eating. Hay que trabajarlo”, advierte Misner. Un proceso que él ha patentado y que llama VCP: Visibility, Credibility & Profitability.

Visibilidad

Se trata de salir a que nos conozcan. Hoy en día lo hacemos de forma presencial, pero tenemos la suerte de contar con redes y canales para conseguir esa visibilidad, con LinkedIn a la cabeza. La clave es mostrarnos con nuestro propio estilo y personalidad y ser transparentes. Lo contrario de estar encerrado en un despacho o de que nuestro nombre solo ofrezca una decena de resultados cuando nos buscan en Google.

Credibilidad

Una vez que somos conocidos y reconocibles, llega el paso realmente crucial: resultar verosímiles y confiables. Eso se consigue con los hechos. La forma en que transaccionamos con los demás. No solo esperamos algo de nuestros colegas, sino que también les aportamos valor y generamos un clima de confianza. El primer paso, la visibilidad, sería: sé quién es. El segundo: sé cómo es.

Rentabilidad

Si no cumplimos las dos primeras, nunca llegaremos a la tercera, a convertir nuestras relaciones profesionales en oportunidades de conocimiento, negocio y crecimiento personal y profesional. Es la fase de cosecha tras muchos meses, quizá años, sembrando relacionales. Los que se lanzan al networking empezando por la tercera fase resultan chocantes y generan rechazo. Como cuando alguien te pide contacto en LinkedIn y enseguida te manda su porfolio de servicios.

Visibilidad

La red humana básica es de 150 personas

La teoría de los 6 grados de separación la planteó el escritor húngaro Frigyes Karinthy en su cuento “Cadenas”, donde los personajes juegan a ver cuántas conexiones pueden llegar a tener. Aunque no deja de ser una elaboración abstracta, nos indica que cuantos más contactos atesoremos, más probabilidades tenemos de llegar a la persona adecuada.

Se basa en que cada persona tiene una media de 200 contactos y, estos, a su vez tienen otros 200 contactos. Ello lleva a la conclusión de que estamos solo a seis grados de conocer a cualquier persona en el mundo.

Es una hipótesis que explica el éxito de las redes sociales, donde acumulamos contactos que a veces ni siquiera conocemos. El antropólogo británico Robin Dunbar, tras examinar las relaciones sociales de los primates, llegó a la conclusión de que la especie humana solo puede interactuar con 147,8 individuos.

Es lo que se conoce como “número de Dunbar”: el máximo de personas con las que nos podemos relacionar como especie de acuerdo con nuestra capacidad craneal. Por eso todas las comunidades humanas -desde la aldea a la unidad militar o nuestro grupo de amigos, colegas y familiares- suele rondar ese centenar y medio de individuos.

Pero si solo pudiéramos conectar con 150 personas, sobrarían el networking y las relaciones sociales. El aprendizaje que extraemos de estas teorías es la importancia de que la red controlable por nosotros mismos sea dinámica y, además, se amplíe en círculos concéntricos hacia personas no cercanas, pero sí conocidas, o conocidas de conocidas.

Es lo que observamos en LinkedIn cuando encontramos un perfil. Si aparece como de primer orden es que ya estamos en contacto. Un 2º indica que es contacto de un contacto. Y un tercer nivel es que está a la mitad de los 6 grados de separación de los que hablaba Karinthy.

Cuando alguien dice que “descuelga un teléfono y lo soluciona en unos minutos” no significa que conozca a todo el mundo, sino que mantiene contactos de calidad con personas que saben qué tecla tocar. Para ello es imprescindible que esa red básica se riegue con regularidad: mensajes, llamadas de teléfono, comidas y eventos donde podamos encontrarnos con los conocidos y poner cara a profesionales de los que solo habíamos oído hablar.

¿Cómo eres tú a la hora de hacer networking?

¿Cómo eres tú a la hora de hacer networking?

Volviendo a Iván Misner, él identifica cuatro estereotipos de personas a la hora de hacer networking. ¿Con quién te identificas más?

  • El buscador. Es la persona que llega a un evento o inicia un contacto por un interés determinado: hacer negocios o encontrar una mejor posición. Es práctico y busca resultados.
  • El promotor. Persona positiva, empática y extrovertida. Es el alma del evento o del grupo por su carácter afable y su talento natural para forjar relaciones. Prefiere cerrar un acuerdo en una comida que en una reunión.
  • El cuidador. Es la persona que establece relaciones sólidas. A lo mejor no es tan sociable como el promotor, pero va paso a paso y no solo siembra, sino que cosecha. Cuida sus relaciones y no toma demasiados riesgos: suele acudir a eventos donde ya conoce a alguien.
  • El examinador. La persona que va a un evento o conoce una persona para aprender una metodología, ampliar sus conocimientos u obtener un dato que necesita. Cuando termina, se va pronto, tras tomar buena nota.

Seguramente en nuestras relaciones profesionales encontramos esas figuras a nuestro alrededor y nos identificamos con alguno de los 4 estilos. Es obvio que el perfil al que aspiramos la mayoría, pivotaría entre el promotor y el cuidador. El que lo tiene más fácil por su carácter y el que consolida sus relaciones por su inteligencia emocional. Sin olvidar los resultados (aprendamos del perfil del buscador) y que para un CFO el tiempo es oro (lo que nos enseña el examinador).

Ocho consejos para un networking de calidad

Los mejores expertos en networking nos marcan el camino. Vamos a recoger en estos 8 puntos cómo afrontar con garantías el reto de construir una relación de contactos sólidos en nuestra vida profesional.

  • Marca objetivos. Puede ser simplemente socializar y salir de la oficina, encontrar apoyo profesional, otear nuevos mercados o buscar talento para tu equipo. El caso es tener claras las ideas y moverte en los lugares adecuados para ese fin. Y adecuar los objetivos a nuestra forma de ser. Si nos cuesta mostrarnos en público, nada mejor que buscar eventos menos multitudinarios y convocar reuniones en petit comité.
  • Aprende a pedir ayuda. Hoy en día no está nada mal visto levantar la mano. La función del CFO es tan compleja y comprende tantas tareas y especialidades que cuando no se llega o no se sabe de algo pedir consejo a un experto, financiero o no financiero, no resta credibilidad, sino que demuestra profesionalidad. El CFO no solo debe moverse entre pares, sino con otros perfiles directivos que le ayudan en su labor.
  • Da las gracias. Felicita a los colegas que cambian de trabajo en LinkedIn, sé cortés con quienes se dirigen a ti y agradece solo el hecho de que estén en contacto.
  • Presta ayuda, aunque no te lo pidan. Nadie olvida nunca un favor. Y más si no lo ha tenido que pedir porque alguien se ha adelantado a ayudar sabiendo que era necesario. Es la regla de oro del networking: construir relaciones sólidas a partir de la confianza mutua. Hagámoslo por convencimiento, pero no olvidemos la máxima de Thomas Jefferson: “Indudablemente nadie se ocupa de quien no se ocupa de nadie”.
  • Mantén el contacto. Hay que refrescar las relaciones y cualquier excusa es buena. Un artículo interesante que recomendar, por ejemplo de este mismo CFO Fórum, o una invitación a visitar la compañía. Porque una llamada en frío, por puro interés, años después de surgir el contacto es lo último que queremos tener.
  • Un equilibrio entre lo online y lo presencial. Nos hemos volcado durante los últimos años en el contacto online y es un buen momento para decir “basta”. Hay que volver a verse y cualquier excusa es buena. Solo esa frase de “ya está bien de vernos por el móvil” es un buen reclamo para llamar a ese colega al que llevamos sin poder dar un abrazo desde hace dos o tres años.
  • Ofrécete para participar en una conferencia. A veces los organizadores de los eventos profesionales, entregas de premios, etc., así como las universidades y escuelas de negocios, se las ven y las desean para encontrar ponentes o que alguien de peso ofrezca una master class. Nadie tiene tiempo. Como hemos insistido, el networking no va de recibir, sino también de ofrecer nuestro tiempo y experiencia.
  • Utiliza los contactos de tus proveedores. Como dice John Toley, de Salveson Stetson, una firma cazatalentos de EEUU que es precisamente un proveedor de grandes compañías, las empresas de servicios profesionales organizan multitud de encuentros donde hacer contactos. Pero no esperes a que te convoquen: diles qué perfiles te gustaría conocer y seguramente ellos -entidades financieras, tecnológicas, bufetes profesionales, etc.- te ayuden en el proceso.
Networking en LinkedIn

Networking en LinkedIn

Los expertos recomiendan, como hemos visto, combinar los contactos en persona con la parte online. Una forma ideal de hacerlo es participando en grupos de LinkedIn como SuperCFO Group, creado en 2008 y con 100.000 miembros, de los que puede estrecharse el círculo a, por ejemplo, los 570 que están en Madrid.

Pero hay más foros especializados como Finance Club, con 1,7 millones de miembros, además de The Modern Finance Forum For The CFO y CFO Network. A falta de tiempo para otro tipo de contactos, en esa red profesional, ajena al ruido de otros canales, se consigue visibilidad, se forja la credibilidad y se sientan las bases para convertir relaciones superficiales en contactos sólidos.

El penalti hay que pararlo solo cada domingo. Pero departir durante la semana con otros porteros y conocer por qué lado suele tirar el delantero nos hace volar más alto.