El MWC supera el independentismo y busca prorrogar después de 2023


31.01.2019

Escrito por: Web Financial Group S.A


Los asistentes presionan a la organización del certamen para seguir en Barcelona, pese a la incertidumbre política.
Ni la política municipal de Ada Colau, ni las repetidas huelgas de los transportes públicos, ni la guerra del taxi ni el independentismo. Nada ha acabado con el idilio que mantienen la organización del Mobile World Congress (MWC) y Barcelona, que han reafirmado votos a las puertas de la edición de 2019 y buscan prorrogar su relación más allá de 2023, cuando acaba el actual contrato en vigor.


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El Ayuntamiento de la ciudad tiene atado el MWC por cinco ediciones más, pero el fantasma del abandono de la capital catalana por otra ciudad como París es un asunto recurrente en los últimos años. Y como ya es casi tradición a las puertas de un evento que mueve anualmente más de 470 millones de euros y acoge más de 107.000 visitantes, el asunto de su permanencia ha vuelto a ponerse en la palestra hasta el punto de que la Generalitat ha tenido que intervenir para calmar los ánimos.

El jefe del Govern, Quim Torra, ha dicho que Catalunya está preparada para el MWC, y la consellera de Presidencia, Elsa Artadi, ha añadido que es un proyecto a largo plazo en la región, al estar ya programadas hasta 2023 las ediciones: "No debemos sufrir por que el MWC se vaya de Barcelona", donde se celebra en Fira de Barcelona.

Los nervios los ha vuelto a desatar el consejero delegado de la GSMA, John Hoffman, quien en un arranque de sinceridad ha reconocido que el certamen estuvo a punto de abandonar la Ciudad Condal el año pasado. El referéndum del 1 de octubre de 2017 y la incertidumbre política que se desató en la región, que originó una fuga de empresas sin precedentes, provocó que la entidad organizadora del congreso de las nuevas tecnologías se planteara unirse al éxodo.

De hecho, durante los actos de presentación de la decimoprimera edición, celebrados este miércoles, ha reconocido que tenían un plan B en marcha, y la entidad organizadora preparó en 2018 dos ubicaciones alternativas a L'Hospitalet de Llobregat y Barcelona para trasladar el congreso fuera de España si era necesario por el contexto político en Catalunya.

LOS ASISTENTES PREFIEREN BARCELONA

Hoffman ha explicado que fue la preferencia de los asistentes por Barcelona como capital internacional de la telefonía móvil y las nuevas tecnologías uno de los acicates para la permanencia. La organización del MWC realizó el año pasado una encuesta a sus asistentes preguntando sobre la mejor ciudad para acoger el evento: el 80% afirmaron que preferían Barcelona por encima de cualquier otra.

Por lo tanto, esta predilección invita a pensar que después del 2023 la capital catalana seguirá siendo la sede de uno de los mayores certámenes tecnológicos del mundo. "Quiero seguir trayendo mi congreso a Barcelona", ha declarado Hoffman, aunque ha apuntado que "aún no nos hemos planteado qué ocurrirá a cinco años vista".

Por el momento, la ciudad encara el congreso de 2019 con la crisis del taxi a sus espaldas, aunque con la paradoja de que la capital mundial de las tecnologías móviles no contará con Uber y Cabify, que abandonan la ciudad el 1 de febrero. Se espera un lleno total de hoteles con la previsión de 107.000 asistentes, 2.400 expositores y un impacto económico en turismo, restauración y servicios de 473 millones de euros.

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