¿Cuáles son las características de los ahorradores? El hábito del ahorro define a aquellas personas que planifican su futuro porque hacerlo les ayuda a tener una mayor seguridad. El ahorrador es reflexivo y pone en conexión sus acciones de consumo presentes con su futuro próximo, a modo de relación de causa y efecto.
Características de los ahorradores
1. El ahorrador es una persona práctica
El ahorrador realiza una valoración de un gasto específico y lo pone en relación no solo con su presupuesto, sino también con la necesidad real o artificial de realizar esta compra. Un ahorrador potencia el espíritu pragmático en su día a día y da un valor especial a la utilidad o necesidad de ese gasto.
Desde este punto de vista, también puede decidir posponer un gasto extra y aplazarlo para otro momento que ofrezca una ventaja añadida. Por ejemplo, muchos ahorradores aprovechan el periodo de rebajas para actualizar su fondo de armario.
2. El ahorrador no renuncia a los caprichos
Los pone en su contexto. Las personas ahorradoras no son tacañas, sino que dan valor al esfuerzo que les cuesta ganar su sueldo, mes a mes, y consumen de una forma responsable. El ahorrador aspira a tener una buena calidad de vida y comodidades, pero no confunde ser y tener. Mientras que la tacañería convierte el ahorro en un fin en sí mismo, el ahorrador no establece una asociación entre materialismo y felicidad.
3. El ahorrador compara antes de comprar
Desde el punto de vista de la actitud, el ahorrador compara precios antes de realizar una compra determinada. Invierte tiempo en informarse sobre posibles promociones y ofertas, y prioriza el criterio de la excelente relación de calidad y precio.
Sin embargo, no tiene inconveniente en gastar más dinero si considera que ese gasto es una inversión muy positiva. Desde este punto de vista, también prioriza el gasto en determinados ámbitos. Por ejemplo, en la alimentación o educación y potencia el ahorro en otros planos que pueden ser más secundarios.
El ahorrador pone en práctica la inteligencia emocional y el sentido común en sus compras, con el objetivo de compensar la balanza en las distintas esferas.
4. El ahorrador se hace, no nace
En el hábito del ahorro, existen distintos factores que ayudan a interiorizar esta sana costumbre. Uno de ellos es la enorme influencia familiar que tiene la educación, vinculada con los hábitos de consumo en la infancia. Aquellos adultos que recuerdan cómo en su infancia sus padres les impulsaron con medidas de ahorro concretas comenzaron a potenciar esta actitud desde temprana edad, al guardar un dinero en la hucha.
Por otra parte, las experiencias personales también condicionan y son un factor de motivación externa: si has vivido una etapa de dificultad económica, como consecuencia del desempleo de larga duración, esta experiencia personal puede marcar un punto de inflexión en tu vida. A partir de ese momento, valora más el ahorro. Aquellos profesionales autónomos que trabajan como ‘freelance’ también tienen una mayor tendencia al ahorro, conscientes de la incertidumbre que acompaña a todo autónomo en su carrera profesional.
En definitiva, en el hábito del ahorro existen dos facetas importantes: los hábitos adquiridos en la niñez y las experiencias de vida.
5. El ahorrador es previsor
El ahorrador tiene una visión pragmática de su economía y valora el ahorro como un soporte emocional muy importante para poder responder en el futuro, en el caso de tener un imprevisto o un gasto extra. Las personas que actúan de este modo son conscientes de que existen muchos detalles imprevisibles y que no puedes planificar.
6. El ahorrador valora el esfuerzo
El ahorrador da valor al esfuerzo personal y a la renuncia, es decir, asume este compromiso consigo mismo. El ahorro se elabora a partir de un plan de acción y de la educación de las propias necesidades y caprichos. Si los ahorradores gastan más dinero del habitual, buscan el modo de compensar ese gasto extra más adelante.
