Las olas de calor pueden afectar al estado de ánimo y a la salud de las personas, aunque no perturban a todas por igual.
Se han realizado investigaciones que demuestran como el tiempo, especialmente el caluroso, puede afectar al estado de ánimo. Las investigaciones que estudian las olas de calor y el comportamiento llegan, entre otras, a las siguientes conclusiones:
:: La ansiedad tiende a disminuir cuando aumentan las temperaturas,
:: Las depresiones y un tono bajo de ánimo tienden a aumentar con el calor,
:: Altos niveles de humedad combinados con una ola de calor provocan que disminuya la concentración, aumente la somnolencia y se pierda vigor y energía,
:: La cognición puede disminuir a medida que la temperatura corporal central se desvía de la medida normal. La exposición prolongada a temperaturas extremas puede cambiar la temperatura corporal e impactar en la capacidad del cuerpo para mantener su temperatura. A medida que el cuerpo trabaja más para mantener una temperatura adecuada mediante la acumulación de agua y energía, el cerebro se ve privado de estos recursos, y la capacidad de pensar desciende,
:: La deshidratación también altera la cognición de forma notable. Los líquidos son de suma importancia en los procesos fisiológicos, su circulación es necesaria para llevar nutrientes a las células, lo que explica que su falta produzca decaída en las funciones celulares, especialmente en las neuronas,
:: Las olas de calor se relacionan con comportamientos más violentos y agresivos,
:: Se asocian a un mayor consumo de drogas y alcohol.
Aunque los anteriores síntomas pueden afectar a cualquier persona, los riesgos para las de más edad se agravan.
"Un cuerpo de un persona de más edad contiene menos agua que el de una joven. Los cerebros de los mayores no detectan igual los cambios de temperatura y no reconocen la sed con la misma facilidad... El agotamiento por calor puede causar calambres musculares, baja presión arterial, pulso rápido y náuseas. Estos síntomas, cuando todavía son leves, se pueden tratar en casa bebiendo agua, refugiándose en lugares frescos o rociando el cuerpo con agua fría".
La medicación de muchas personas mayores pueden hacerlas más vulnerables al calor. Los diuréticos, por ejemplo, obligan a beber mucha más agua. Otros pueden aumentar la sudoración y la temperatura del cuerpo, medicamentos contra el insomnio, náuseas, la enfermedad de Parkinson…
Y, por supuesto, influye mucho si la ola de calor se produce en zonas calientes de por sí, por ejemplo Córdoba, o en zonas más frías, como Galicia. Obviamente la población de las primeras está más adaptada que la de las segundas al calor, por lo que los efectos de los aumentos de temperatura en cada una de ellas son diferentes.
¿Qué se puede hacer para minimizar los efectos del calor?
1) Beber hasta cuatro veces más agua de la habitual para mantenerse hidratado es fundamental;
2) Pasar el menor tiempo posible en la calle;
3) Buscar lugares donde se esté fresco, como bares, centros comerciales, bibliotecas…;
4) Minimizar las temperaturas interiores de las casas manteniendo las persianas y cortinas cerradas, especialmente las de las ventanas que dan al sur;
5) Si no se tiene aire acondicionado, que produce efectos secundarios no deseados además de frío, los ventiladores pueden llegar a ser una solución muy adecuada;
6) Consultar al médico sobre los posibles efectos deshidratantes de los medicamentos que se tomen;
7) Una siesta por la tarde, en las horas más calurosas, ayuda a atravesarlas mejor;
8) Conviene evitar grandes cambios en la vida durante las olas de calor, especialmente aquellos de alta carga emocional;
9) Si uno se siente mareado conviene consultar con los servicios sanitarios de emergencia.
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