Una initial coin offering (ICO por sus siglas en inglés) es una ‘oferta inicial de criptomonedas’, como recordaban desde el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) “ICO es un acrónimo que evoca la expresión IPO (initial public offering) utilizada en relación con procesos de salida a bolsa u OPV, por sus siglas en español”.
¿Cómo funciona una ICO?
En una ICO, una empresa o individuo emite monedas o tokens y las pone a la venta. A cambio recibe monedas fiduciarias, como el euro o el dólar, o monedas virtuales, como el bitcóin o el ether.
¿Qué tipos de ICO existen?
Las características y el propósito de las monedas o los tokens varían según las ICO:
- Algunas monedas o tokens sirven para acceder o comprar un servicio o producto que el emisor desarrolla utilizando los ingresos de la ICO.
- Otros otorgan derechos de voto o una participación en los ingresos futuros de la empresa emisora.
- Algunos no tienen ningún valor tangible.
- Algunas monedas o tokens se comercializan y pueden intercambiarse por monedas fiduciarias o virtuales en plataformas de intercambio especializadas después de la emisión.
Como explican los reguladores, la expresión ICO puede hacer referencia tanto a la emisión propiamente dicha de criptomonedas como a la emisión de derechos de diversa naturaleza generalmente denominados tokens criptográficos.
Alex Preukschat, autor de LibroBlockchain.com, recuerda en un artículo de elEconomista, que ethereum recaudó 31.531 bitcoines (15 millones de dólares del momento) durante su campaña de lanzamiento, con un sistema de preminado, en el verano de 2014. Los inversores tuvieron que esperar un año para poder negociar sus ethers en el mercado, porque así se estipulaba en el pacto de inversión de la ICO. Se calcula que solo en 2017 hubo más de 100 ICO.
Advertencia: los riesgos de las ICO
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como el resto de supervisores europeos e internacionales, reconoce que es consciente de la dificultad que puede entrañar el encaje de los instrumentos que se emiten en estas operaciones en las normas vigentes. Así como de la posible falta de adecuación del marco regulatorio a algunos nuevos modelos de negocio y colaboración digital.
La mayor parte de las ICO explican sus respectivos proyectos en hojas informativas con contenido impreciso que denominan white papers. Aunque como advierte la CNMV, la información que se pone a disposición de los inversores “no suele estar auditada y, con frecuencia, resulta incompleta”. Además, “generalmente, enfatiza los beneficios potenciales, minimizando las referencias a los riesgos”.
Mientras que, en una oferta pública inicial de acciones de una compañía, el proceso está suscrito por un banco de inversión y está estrictamente regulado por los reguladores bursátiles, en el proceso de una ICO, los tokens o las criptomonedas podrían no estar sujetas a regulación.
“Es esencial que quien decida comprar este tipo de activos digitales o invertir en productos relacionados con ellos considere todos los riesgos asociados y valore si tiene la información suficiente para entender lo que se le está ofreciendo”, advierten tanto la CNMV como el Banco de España. “En este tipo de inversiones existe un alto riesgo de pérdida o fraude”, inciden.
La Autoridad europea de valores y mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) ya alertó del alto riesgo de las ICOs. En noviembre de 2017, emitió un comunicado para informar a los inversores sobre el alto riesgo de perder todo el capital invertido. Según reconocía, las ICO son inversiones muy especulativas y de alto riesgo porque:
- El precio de la moneda o token es generalmente extremadamente volátil y es posible que los inversores no puedan canjearlos durante un período prolongado.
- Dependiendo de cómo estén estructurados, las ICO pueden quedar fuera del alcance de las leyes y regulaciones de la UE. Esto implica una desprotección para los inversores.
- Las ICO también son vulnerables al riesgo de fraude o lavado de dinero.
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