Uno de los grandes clásicos de la historia del cine es la película de aquel genio que se llamó Charles Chaplin titulada "La quimera del oro". En ella cuenta deforma paródica la fiebre del oro que contagió a miles de personas en todo el mundo, que dejaron lo que tenían para ir en busca del preciado metal durante el siglo XIX. De Sudáfrica a Alaska, pasando por Argentina, California, Chile o Nueva Zelanda, columnas de personas armados con poco más que un pico, un pala y un burro iniciaron un peregrinaje en busca de fortuna. Algunos la consiguieron,la mayoría fracasó y, por el camino, quedaron esqueletos, que no siempre eran de animales, y cientos de minas abandonadas en las que yacen sus sueños.
El oro es desde la antigüedad el metal más valorado que ha servido como referencia monetaria para las transacciones entre comerciantes de diferentes países. Durante el siglo XIX las monedas más importantes fijaban su valor con referencia a loro. Cada moneda equivalía a una cierta cantidad de este metal. Después de la I Guerra Mundial el "patrón oro" decayó y en la conferencia de Bretton Woods, celebrada en 1944, se fijaron las normas financieras que regirían las relaciones entre los países más avanzados. En aquella conferencia se decidió que el dólar mantendría una determinada paridad con el oro hasta el punto que, en teoría, cualquier país o persona podía ir a la Reserva Federal norteamericana y cambiar dólares por la correspondiente cantidad de oro. En 1971 el presidente Nixon acabó con este sistema y desde entonces ni el dólar ni otras monedas fijan su valor con referencia al oro. La única referencia para valorar una moneda es la confianza que inspire el país que la emite.
A pesar de esto el oro siguió y sigue siendo refugio en momentos de turbulencias económicas. Ante la incertidumbre las personas que pueden acamparan oro en la seguridad de que si vienen mal dadas el oro es un pasaporte seguro, fácil de transportar y de intercambiar.
Algo de esto ha pasado durante los últimos años. La crisis económica mundial que se desató en 2007 llevó a su asesoramiento y a la subida de su precio como se puede ver en el gráfico.
Después de alcanzar su punto álgido en 2011, el precio del oro comenzó a caer pero aún está lejos de los precios de 2007.
Los días pasados el precio del oro ha llegado a su nivel más bajo en los últimos cinco años. El precio de la onza bajó del psicológico 1.100 dólares, acelerándose una tendencia que viene de largo ya que en lo que va de año el precio ha caído un 16,24%. Los motivos más inmediatos de la caída abrupta de estos días son varios:
:: la venta de importantes cantidades de metal tanto en Nueva York como en Shanghái,
:: los acuerdos alcanzados con Grecia y con Irán que despejan parte de las inquietudes que existían y que provocaban que muchas personas buscasen refugio en el oro,
:: el alejamiento, por ahora, de una ralentización del crecimiento de China y la contención de su reciente crisis bursátil,
:: la próxima subida de los tipos de interés de la Reserva Federal norteamericana que hará más atractivas las inversiones en bonos de EE.UU.,
:: la fortaleza del dólar que permite que, comparado con otras divisas, el valor real del oro siga siendo el mismo aunque con referencia al dólar haya bajado de precio,
:: los bajos niveles de inflación en casi todo el mundo que impide que el valor de las monedas se deteriore.
Sin duda los que sí notarán sensiblemente esta tendencia bajista serán las empresas productoras que verán caer las cotizaciones de sus acciones.
No obstante, lo anterior nos indica que, a pesar de todo, la idolatría por el gran becerro seguirá como ha ocurrido desde los tiempos más remotos, pero esperemos que no llegue nunca a los extremos que el genio de Charlot nos mostró....
Y no nos veamos en esta situación:
Y podamos reaccionar así:
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