El sistema financiero de un país se ha comparado muchas veces con el sistema circulatorio del cuerpo humano. A través de él fluye el crédito que llega a las familias y empresas y les permite la compra de bienes, viviendas, maquinaria, materias primas … y todo aquello que facilita que la actividad económica continúe sin interrupciones.
Como el aire que respiramos, el sistema bancario no se nota en situaciones normales y apenas le prestamos atención. Otra cosa bien diferente ocurre cuando se viven situaciones de crisis como la presente. Entonces nos damos cuenta de lo importante que es que el sistema financiero sigua funcionando con normalidad, ya que si por cualquier circunstancia la circulación de dinero tuviera algún problema provocaría un efecto similar al que provocaría un problema en el sistema circulatorio del cuerpo humano, lo que conllevaría a un problema mayor.
El buen trabajo que está llevando a cabo el sistema financiero está encontrando altavoces y portavoces fuera del propio sistema, por parte de “testigos” objetivos con capacidad de emitir juicios fundados.
Como dijo el Gobernador del Banco de España en el III Foro Banca organizado por El Economista, “es evidente que la crisis ha intensificado los riesgos a los que se enfrenta el sector bancario”. Pero también es evidente “que las mejoras experimentadas en la última década por el sector en la calidad de su balance y en sus niveles de solvencia lo han colocado en mejor situación para absorber esta crisis y para seguir facilitando la financiación que la economía precisa”. Por esto, “el sistema financiero está actuando como factor mitigador — y no amplificador— del impacto de esta crisis”, sentenció recientemente en unas jornadas financieras.
A partir de esta solidez previa ha actuado el dsector y, como señaló la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño en la conferencia anual de la Junta Única de Resolución (JUR), el sistema financiero ha sido crucial para canalizar recursos a las empresas y autónomos y apoyar a muchos hogares y empresas con medidas como moratorias a las hipotecas u otros préstamos que tuviesen.
Quizás el ejemplo más visible de la actuación del sistema financiero sea la gestión que ha realizado de la línea de avales por un importe de 100.000 millones que puso en marcha el Gobierno. Hay que tener en cuenta que esa línea de avales se ha gestionado en un tiempo récord y ha llegado a buena parte del sistema productivo permitiendo que muchas empresas sigan subsistiendo. La aportación de la banca ha sido clave: ha puesto el dinero de los préstamos y ha detectado las empresas o autónomos que debían ser sus destinatarios. El ejemplo ha constatado el buen funcionamiento de la colaboración público-privada que ha derramado sus efectos benéficos sobre el conjunto del país.
Otro juicio de valor es el de la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR) bancaria europea, Elke König. La JUR tiene como función garantizar la resolución ordenada de bancos en crisis con el menor impacto sobre la economía real y las finanzas públicas de los países. Es decir, es el organismo que se encarga de vigilar que el sistema siga funcionando. Sus juicios no suelen ser complacientes, por esto cuando lo son cobran especial relevancia y su responsable ha destacado en excelente funcionamiento del sistema financiero español que es posible gracias a su buena salud, al saneamiento de sus balances. “El funcionamiento del sistema financiero es ágil y robusto”, ha dicho.
También cabe recordar cómo hace unos meses, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social de España, dio las gracias a la banca por su colaboración en el pago adelantado de miles de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a los ciudadanos. "Lo único que puedo decir en nombre propio y en nombre del Gobierno de España es gracias. Lo quiero decir así, porque han arrimado el hombro", sentenció la ministra en su intervención ante la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica en el Congreso de los Diputados.
Pero sería un error ser excesivamente complacientes. El sistema financiero está actuando con gran prudencia, como demuestra el incremento de las dotaciones capaces de afrontar los riesgos que se materialicen en el futuro.
Fuente: Banco de España
