Nuestro país se ha convertido en uno de los países europeos con mayores flujos de entrada de inmigrantes en relación con su población. Este diagnóstico proviene de un reciente informe del Banco de España: "Una caracterización de los flujos migratorios hacia España y otros países de la Unión Europea".
Un estudio que también reconoce que “la tasa de actividad de los extranjeros que residen en España es una de las más elevadas de la UE y, a diferencia de lo que ocurre en otros países, superior a la de los nacionales, contribuyendo en mayor medida al aumento de la oferta laboral”. Vamos a verlo en detalle en este artículo
Contribución poblacional
El informe señala que en ausencia de la entrada de inmigrantes –que se ha recuperado tras la pandemia–, la población hubiera descendido en España, Alemania, Italia y Países Bajos en 2022. Por el contrario, en Francia y Suecia, que tienen una tasa de fertilidad más elevada, la población nacional ha seguido creciendo en los últimos años, aunque de forma menos intensa que la población de origen extranjero.
Los datos de población más recientes del INE, referidos a junio de 2024, indican que en España la población total creció un 0,86%; la extranjera, un 4,6% y la española se mantiene con un ligero descenso del 0,009%. Si bien el estudio de BdE utiliza datos de Eurostat y la Encuesta de Fuerza Laboral europea (LFS), señala que las estadísticas sobre flujos migratorios solo han comenzado a armonizarse en los últimos años, lo cual condiciona las comparaciones en el tiempo y por países.
Recepción de inmigrantes
En términos absolutos, España se situó en la cuarta posición a escala global entre los países de destino con mayor número de inmigrantes permanentes en 2022, detrás de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2023). Los datos más recientes sobre los principales países de origen de los migrantes que llegan a España indican que los flujos de entrada han seguido siendo elevados.
El informe del Banco de España caracteriza los flujos de migrantes que llegan a España en comparación con los que llegan a los tres mayores países de la UE —Alemania, Francia e Italia—, así como a aquellos que han sido tradicionalmente receptores de inmigrantes —como Suecia y Países Bajos, entre otros—.
El origen de los inmigrantes que llegan a la UE es muy diferente dependiendo del país de destino. En España, igual que en Italia y Suecia, predominan las entradas de inmigrantes procedentes de fuera de la UE, que representan aproximadamente entre el 60% y el 80% del total de entradas. En cambio, en países como Alemania o Países Bajos, el peso de los inmigrantes que llegan de fuera de la UE se sitúa por debajo del 50%, salvo en momentos muy concretos.
En el caso de España, los inmigrantes procedentes de Sudamérica, América Central y el Caribe —mayoritariamente de habla hispana— representaban un 50% del flujo total de entradas y casi un 65% de los migrantes de fuera de la UE en los años prepandemia (2017-2019). Por el contrario, los que provienen de la UE, África y Asia han perdido relevancia en el conjunto de entradas a España entre 2008 y los años prepandemia —unos 12 pp menos en el conjunto de las tres áreas—, un patrón que continuó en 2022.
Según los mismos datos del INE antes mencionados, las principales nacionalidades de los inmigrantes a 1 julio de 2024 son la colombiana, la marroquí y la venezolana.
Radiografía de la inmigración
La edad media de la población extranjera residente en España, según el estudio de BdE, se incrementó entre 2013 y 2019 (de 37,9 a 40,7 años) y algo menos en los tres últimos años (40,8 en 2023). En términos generales, la población extranjera es más adulta que la que se dirige a Alemania y Francia.
No obstante, la edad media de los extranjeros sigue siendo inferior a la de los residentes nacionales (44,3 años en 2023), una situación similar a la de Italia y diferente de lo que ocurre en Alemania, Francia, Países Bajos y Suecia, donde la edad media de los residentes nacidos fuera del país es más elevada que la de los nacionales.
Según los últimos datos de la LFS, correspondientes a 2022, el nivel medio de educación de los extranjeros que llegaron a España era más elevado que el de los que entraron en Alemania e Italia. Así, los que tenían un nivel alto —estudios terciarios— representaban un 43% en España, un 38% en Alemania y apenas un 15% en Italia, mientras que los de bajo nivel educativo suponían un 30% de las entradas en España, menos que en Alemania (37%) y en Italia (50%). En cambio, en 2022 el nivel medio de educación de los migrantes que llegaron a Francia fue algo más elevado que el de los que entraron en España.
Se observa que se ha producido un incremento del nivel educativo de los extranjeros que llegan a estos países y que este incremento ha sido especialmente acusado en el caso de España. No obstante, el nivel educativo de las personas inmigrantes se mantiene por debajo del de los nativos.
Participación de la inmigración en el mercado laboral
Alrededor del 80% de quienes llegaron a España en el período 2012-2022 estaba en edad laboral, una proporción intermedia en comparación con otros países europeos. No obstante, el análisis del BdE señala que se observan diferencias notables en la tasa de participación en el mercado laboral de los extranjeros que residen en España y en otros países de la UE.
Así, en 2023 la tasa de participación de los extranjeros residentes en España (78%) era una de las más altas de la UE, por encima de las observadas en Alemania (73%), Italia (71%) y Francia (70%). Además, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países de la UE, donde la tasa de participación de los extranjeros es inferior a la de la población nacional, en España e Italia dicha tasa es más elevada que la de los nacionales, aunque este diferencial positivo se ha ido estrechando desde 2008.
“En consecuencia, la contribución de los extranjeros al dinamismo del empleo ha sido muy importante en varios países europeos”, reconoce el informe. Entre estos destaca España, donde los trabajadores nacidos en el extranjero aportaron 2,3 pp al incremento total del empleo registrado en 2023, en comparación con 1,3 pp en Países Bajos y 1 pp en Alemania. En estos países, ello supone entre un 75% y un 80% del aumento total de empleo.
Si nos fijamos en el tipo de empleos que realiza la población inmigrante, esta está condicionada por la estructura productiva de los países de destino y por la situación cíclica. Sin embargo, el estudio detecta que se aprecia algún rasgo común a todos los países analizados: los trabajadores extranjeros suelen concentrarse en actividades que no requieren un nivel elevado de formación y con condiciones laborales más desfavorables.
En 2022 la concentración del empleo extranjero en el servicio doméstico fue superior a la del nacional, sobre todo en Italia y España (donde el diferencial entre la concentración de extranjeros y la de nacionales es de unos 12 pp y 7 pp, respectivamente). Como era de suponer también, la hostelería es otra de las actividades con mayor concentración de extranjeros, en términos relativos, en los cuatro grandes países de la UE, y especialmente relevante en el caso español, donde supera en 9 pp a la de los nacionales.
Otra conclusión relevante del informe del BdE es que el grado de sobrecualificación de los trabajadores extranjeros supera al de los trabajadores nacionales en todos los países de la UE receptores de inmigrantes, según el indicador de la LFS de Eurostat. En 2022 España era, junto con Italia, el país con una mayor proporción de trabajadores extranjeros sobrecualificados (50%), mientras que en Alemania y Francia este porcentaje se situaba en torno al 30%.