La personalidad de la marca y su identidad visual se refleja en cada una de las experiencias que se generan con los grupos de interés, es decir, en los productos que se crean, en los espacios en los que se trabaja y en los que se desarrolla la relación con el cliente, tanto en los canales no presenciales (web, app, teléfono) como presenciales (oficinas, centros, etc.).
El concepto sobre el que se asienta el nuevo lenguaje visual pretende expresar el posicionamiento de Bankinter en el mercado, pone en valor lo construido hasta el momento y ofrece una experiencia de marca coherente. Para ello, se construyó un lenguaje visual y verbal único, fresco y actual, que puede ser comprendido en todos los entornos.
Basado en uno de los elementos más característicos y visuales, como es el punto del logotipo, el lenguaje creado a partir del mismo supone una evolución de la imagen corporativa de la entidad. El resultado es un lenguaje más flexible, adaptable y legible en todos los formatos, con un estilo fotográfico más luminoso, basado en colores vivos, de lectura sencilla, optimista y de gran naturalidad.
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